El confesionalismo reformado vs el teólogo “genio”
La gente aclama a estos supuestos genios por su perspicacia, su creatividad y la forma única en que presentan las doctrinas de las Escrituras. El problema es que, separado de un ancla confesional, el teólogo o pastor individual se convierte en el listón de la ortodoxia doctrinal. La gente mide la veracidad doctrinal por las huellas únicas del genio. El grado en que uno emula al genio es el grado de su éxito. El grado en que las iglesias se hacen eco de los distintivos doctrinales del genio es el grado en que son fieles a las Escrituras. El problema con tal ethos es que en ninguna parte de la Escritura vemos a la iglesia mirando a una sola persona para definir la creencia, a menos, por supuesto, que esa persona sea Jesucristo. Bajo la poderosa influencia del romanticismo y su poder para moldear la cultura, gran parte del evangelicalismo permite que sean las celebridades las que moldeen sus convicciones doctrinales, en lugar de la Iglesia.