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Catolicismo Reformado

Como Steven Wedgeworth  indicaba hace unos años, los primeros escoceses adoptaron una forma episcopal de gobierno eclesiástico. Esto no debería parecernos algo inusual, ya que entre los reformadores continentales había algunos que querían continuar con la larga tradición de obispos gobernantes en la Iglesia. Martín Bucero, Pedro Mártir Vermigli y Girolamo Zanchi apoyaban esta idea, solo por nombrar algunos. Bucero y Vermigli residieron durante un breve periodo en Inglaterra y dejaron su huella en teólogos ingleses como Thomas Cranmer y John Jewel. Aunque los estudiosos han notado el apoyo que Bucero dio al episcopado, el apoyo de Vermigli a ese sistema de gobierno ha pasado desapercibido1Encuentro ligeramente sorprendente que el difunto Robert Kingdon no mencione el lugar de los obispos en la eclesiología de Vermigli, cf. Kirby, “Campiclesiology: Exegesis and Discipline”, en A Companion to Peter Martyr Vermigli, eds. Kirby, Campi et al., (Brill, 2009)..

La opinión de Vermigli

Vermigli no produce ningún tratado en defensa del episcopado. De hecho, lo trata como si no fuera un gran problema. Como Torrance Kirby ha demostrado, fue Enrique Bullinger, el «Antistes» de la Iglesia de Zurich –donde Vermigli residió y enseñó–, y uno de los principales impulsores del respaldo a los asentamientos religiosos ingleses de mediados del siglo XVI2Kirby, The Zurich Connection and Tutor Political Theology, (Brill: 2007), 25-42.. Para Bullinger era función del obispo proponer ministros, mientras que era prerrogativa del rey deponerlos.

En resumen, los obispos ejercen un “oficio profético” de jurisdicción espiritual, mientras que es tarea del monarca promulgar las leyes necesarias de las que depende la continuidad del verdadero culto a Dios.3Ibíd

Para estos divinos4Es decir, teólogos reformados, la función del obispo, aunque era una función histórica, no se sustentaba en ninguna potestas percibida como procedente de la imposición de manos, ni se consideraba que hubiera sido ordenada por los apóstoles para el esse de la Iglesia.

Vermigli observa, al igual que Bullinger, que la función del obispo es nombrar ministros. No debe «tener dominio» sobre los otros ministros como si su poder fuera de alguna manera mayor o más santo. En lugar de ello, el obispo debe cuidar del rebaño. Vermigli afirma:

Dios quiere que haya una aristocracia en la Iglesia, en la que los obispos cuiden de todo y elijan a los ministros con tal de que no se excluyan las voces del pueblo.5En Librum Iudicum… (1561), 185b

Vermigli modela el rango del obispo basándose en la Trinidad. En su comentario al libro de los Reyes argumenta, en contra de la doctrina católica romana del papado:

El mismo [principio] puede verse en la Santísima Trinidad, donde la persona del Padre es primera con respecto al orden. Sin embargo, de esto no se sigue que el Hijo y el Espíritu Santo sean menores que Él o estén sujetos a Él, como si no poseyeran igual divinidad, puesto que son coesenciales y consustanciales con Él. Por lo tanto, se le puede atribuir el primer lugar en el orden sin [tener] el primer lugar en el poder, cosa que estos [papistas] pretenden con tanta insistencia. Ciertamente, es grande la impudencia de quienes atan a Cristo y al Espíritu Santo a la cátedra de Roma y a su Papa, pues no quieren estar sujetos a ningún fin ni límite, sino que usurpan para sí una licencia infinita. Por el contrario, nosotros confinamos a la Iglesia por medio de la palabra de Dios, para que por ella, como por determinados límites, se defina y limite su poder.6Melachim Id est, Regum Libri Duo Posteriores, (Zurich, 1566), 107b.

Aquí Vermigli sostiene que todos los ministros son iguales en términos de poder aunque algunos estén puestos en un orden más alto que otros para funciones específicas. Los obispos tampoco deben promulgar leyes, sino simplemente cuidar de los demás ministros y servir al cuerpo de Cristo. Cuando Giloramo Zanchi escribió su confesión de fe cerca del final de su vida, incluyó a los obispos como parte del orden eclesiástico:

Así pues, reconocemos que a partir de una sucesión perpetua de obispos en alguna Iglesia se puede demostrar con propiedad que tal Iglesia es apostólica, y no digo cualquier tipo de sucesión, sino aquella que consta de haber conservado la doctrina de los apóstoles.7Zanchi, De Religione Christiana, eds., Baschera & Moser, (Brill, 2007), 397.

Sin duda, esto irritó al teólogo ginebrino Lambert Daneau, quien respondió por escrito a Zanchi: “Si tan solo eliminaras lo que añades sobre los arzobispos y la jerarquía, tu confesión de fe me complacería enormemente”8Ibid., 18-19, nota a pie de página 111.

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Este artículo fue publicado originalmente en The Calvinist International. 9Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.

  • 1
    Encuentro ligeramente sorprendente que el difunto Robert Kingdon no mencione el lugar de los obispos en la eclesiología de Vermigli, cf. Kirby, “Campiclesiology: Exegesis and Discipline”, en A Companion to Peter Martyr Vermigli, eds. Kirby, Campi et al., (Brill, 2009).
  • 2
    Kirby, The Zurich Connection and Tutor Political Theology, (Brill: 2007), 25-42.
  • 3
    Ibíd
  • 4
    Es decir, teólogos
  • 5
    En Librum Iudicum… (1561), 185b
  • 6
    Melachim Id est, Regum Libri Duo Posteriores, (Zurich, 1566), 107b.
  • 7
    Zanchi, De Religione Christiana, eds., Baschera & Moser, (Brill, 2007), 397.
  • 8
    Ibid., 18-19, nota a pie de página 111
  • 9
    Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.

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