No es exagerado decir que un sermón dominó la predicación anticatólica romana en la primera década del reinado de Isabel, y fue el sermón de Desafío del obispo de Salisbury John Jewel, predicado por primera vez el 26 de noviembre de 1559, y de nuevo el 31 de marzo de 1560. Pero antes de examinar el sermón, necesitamos preguntarnos, ¿quién era John Jewel?
Jewel no es muy conocido entre los anglicanos de hoy. La mayoría de los lectores de Meet the Puritans (Conoce a los puritanos) probablemente han oído hablar de Thomas Cranmer, pero ¿John Jewel? Sin embargo, la contribución de Jewel a la teología anglicana y al movimiento puritano isabelino es de la misma importancia que la de Cranmer.
Estamos en medio de un estudio de los 39 Artículos de Religión1Nota del editor: Catolicismo Reformado publicará dicho estudio.. Sabemos que los arzobispos Cranmer, en 1543, y Parker, en 1563, fueron sus autores. Pero, ¿quién editó la revisión final de los mismos en 1571, cuando los Artículos fueron promulgados como nuestra confesión de fe anglicana? Fue John Jewel. Hubo ocasiones en nuestro estudio de los Artículos en que examinamos los sermones correspondientes en los dos Libros de Homilías, para una declaración más completa de la doctrina anglicana.
Editor del Segundo Libro de Homilías
John Jewel fue el editor del Segundo Libro de Homilías. Es más, a principios del siglo XVII, el arzobispo Bancroft dio instrucciones para que en cada parroquia se expusiera un ejemplar en inglés de la Apologia Ecclesiae Anglicanae de Jewel, para que todos pudieran leerlo. Su Apologia fue la defensa de su sermón de Desafío. Todo puritano isabelino habría estado familiarizado con el sermón de Jewel y su subsecuente obra clásica que definía la Iglesia Reformada de Inglaterra.
St. Paul’s Cross era una cruz de predicación y púlpito al aire libre en los terrenos de la antigua catedral de San Pablo de Londres. Se trataba de un púlpito a las afueras, en su mayor parte de madera, con capacidad para tres o cuatro personas en su interior, colocado sobre escalones de piedra, con un tejado cubierto de plomo y un muro bajo circundante. Desde aquí se predicó en gran parte la Reforma inglesa, junto con muchos acontecimientos importantes de la historia de Londres. John Jewel fue el primer predicador designado después de un período de desuso en la transición entre los reinados de María e Isabel. Para hacerse una idea de lo que fue escuchar en vivo un sermón como el de Desafío de Jewel, se puede visitar el Projecto Virtual de la Catedral de San Pablo, una recreación digital de la predicación al aire libre en el atrio de San Pablo. El audio ofrece la experiencia de escuchar el sermón del Decano de San Pablo y poeta John Donne para el Gunpowder Day, el 5 de noviembre de 1622, en su pronunciación original.
Sola Scriptura
El sermón de Desafío y la Apologia que le siguió estaban destinados a convencer a los oyentes de aceptar la posición reformada de la iglesia isabelina y abandonar las prácticas católico-romanas. Jewel era un sólido teólogo reformado que quería definir la nueva Iglesia de Inglaterra después de la reina María como la Iglesia que mantenía una estructura de autoridad de dos instancias: solo la Escritura posee autoridad magisterial. Si bien la autoridad de la tradición siempre fue ministerial, está subordinada. La tradición está sujeta a la Escritura porque solo la Escritura es la fuente escrita inerrante e infalible de la revelación de Dios a su pueblo. Jewel reta a todos los contendientes a probar la posición de Roma a partir de las Escrituras, junto con el apoyo de los concilios y los Padres de la Iglesia de los primeros seiscientos años después de Cristo.
Específicamente, emplea sus conocimientos patrísticos para demostrar que ellos, al igual que la Iglesia Anglicana, basaban firmemente sus enseñanzas en la Biblia. Escribe en su Apologia:
Recibimos y abrazamos todas las Escrituras canónicas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Y damos gracias a nuestro Dios, por habernos levantado esa luz, para que la tengamos siempre delante de nuestros ojos, no sea que, por engaño de hombres o astucia de espíritus malignos, seamos arrastrados tras errores y fábulas. Reconocemos que estas son palabras celestiales, con las cuales Dios nos ha manifestado su voluntad; solamente en ellas pueden los hombres reposar sus conciencias; en ellas se contienen abundante y perfectamente todas las cosas que son necesarias para nuestra salvación, tal y como han enseñado Orígenes, Agustín, Crisóstomo y Cirilo. Ellas son la potencia y el poder de Dios para salvación; ellas son los fundamentos de los profetas y apóstoles sobre los cuales está edificada la Iglesia de Dios; ellas son la regla más segura por la cual la Iglesia puede ser probada, si vacila o yerra, y a la cual toda doctrina eclesiástica debe ser reducida; contra ellas ni se oiga ley, tradición o costumbre alguna, aun cuando el mismo Pablo, o un ángel del cielo, viniera y enseñara otra cosa. 2Apología, 39-40
El argumento de Jewel en su sermón es simple. Establece el principio bíblico de la pecaminosa corrupción humana de la adoración piadosa y su necesaria restauración de acuerdo con la Palabra de Dios. Tomando como texto para su sermón 1 Corintios 11.23, «porque yo recibí del Señor lo que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, etc.», sugiere un paralelismo con su propia época. Por causa de la pecaminosidad del hombre y su rebelión contra Dios, hay una inevitable corrupción del culto divino tal como Dios lo ha ordenado.
De la misma manera en que el Apóstol Pablo amonestó a los Corintios por los errores que habían permitido que se introdujeran en su observancia de la Cena del Señor y dio mandamientos para prevenir tal corrupción, este mismo mandamiento es relevante para los hombres y mujeres ingleses de hoy porque el orden para la Cena ha sido restaurado al mismo orden dado por el Señor Jesucristo y practicado durante quinientos o seiscientos años en toda la Iglesia católica sin excepción. Jewel dice que explicará por qué debe abandonarse la Misa, y cómo aquellos que «se deleitan en ella» han malinterpretado las Escrituras y la tradición de los Padres de la Iglesia. Como atestigua su posterior ministerio como obispo, la preocupación de Jewel es pastoral, para que el pueblo de Inglaterra pueda ofrecer a Dios un culto aceptable.
Análisis del sermón
Necesitamos hacer una distinción entre las diversas formas de debate que los historiadores clasifican como «teología polémica». La predicación anticatólica romana en St. Paul’s Cross era algo diferente porque estaba dirigida a un público laico sin formación en los detalles teológicos del tema en cuestión. La estrategia era atacar el carácter o el ethos de la oposición.
Aristóteles escribió que el ethos del orador era una de las tres formas de persuasión (junto con el pathos, la compasión del orador, y el logos, el cuidado con que utiliza el contenido y la estructura para comunicar con claridad). Si se demuestra que un oponente habla engañosamente, su argumento se desestima sin discutirlo en detalle. Jewel se sirvió del ethos con eficacia para persuadir a sus oyentes de desconfiar del argumento católico-romano a causa de la pecaminosidad del hombre y su rebelión contra Dios: hay una inevitable corrupción del culto divino tal como Dios lo ordenó. Los oponentes de Jewel eran ejemplos de esta continua tendencia a la idolatría. Él entonces usa a los Padres de la Iglesia como ejemplos del uso correcto de las Escrituras y como hombres piadosos que preservaron el culto tal y como Cristo lo ordenó.
En contra de los abusos
Jewel, por tanto, comienza por argumentar que se puede abusar de las cosas santas. Se puede abusar de la Cena del Señor en cinco prácticas que califica de excesos, pero que la Iglesia Católica Romana no consideraba corruptas: el uso del latín en el culto en lugar de la lengua que la gente entiende; la recepción de la comunión en una sola especie; la dicción del canon de la misa, lo que los anglicanos llamarían la oración de consagración; la adoración de la hostia, y la misa privada.
Volviendo en su propia contra el argumento católico romano de que la teología protestante es un nuevo orden, [Jewel] subraya cómo estos abusos son una novedad reciente de su clero:
Pero en la misa, tal como se ha venido oficiando en esta última edad del mundo, el sacerdote pronuncia los santos misterios en un lenguaje tal, que ni el pueblo ni muchas veces él mismo entienden el significado.3Sermón de Desafío, 9
Y añade:
Esta es la mayor antigüedad que tiene todo este asunto: hace unos trescientos años se halló por primera vez, y se puso en práctica; pero Cristo y sus apóstoles, los santos padres de la iglesia primitiva, los doctores que les siguieron, y otros hombres doctos y piadosos por espacio de mil doscientos años después de Cristo, nunca oyeron hablar de ella. 4Sermón de Desafío, 10
Jewel enfatiza la amenaza de idolatría que envuelve la devoción católico-romana a los elementos consagrados de la comunión, una amenaza hasta entonces desconocida para los laicos de las parroquias de Inglaterra.
Así vemos, incluso por la confesión de … sus propios doctores, que el hombre que va a misa y adora el sacramento, a menos que sea instruido y tenga buen cuidado, pronto podría cometer idolatría. La doctrina en sí misma es nueva, su provecho es tal que la Iglesia de Dios, durante el espacio de doce siglos, bien pudo estar sin ella; su peligro es grande y horrible, y apenas es posible evitarlo. 5Sermón de Desafío, 12
Pero el propósito de Jewel no es explicar aquí los debates sobre la Santa Cena, pues solo la posición católico-romana se discute en detalle. El efecto de su examen de las prácticas católico-romanas es hacer que un grupo de clérigos parezca estar ofreciendo argumentos complejos a favor de enseñanzas peligrosas, mientras que el clero protestante afirma verdades sencillas a partir del sentido llano de las Escrituras.
Donde los católicos romanos luchan con las Escrituras, los protestantes …no os traen otra cosa que la santa palabra de Dios, que es una roca firme sobre la que edificar, y que nunca se hundirá ni desmoronará. Y por eso podemos decir con San Pablo: Quod accepimus a Domino, hoc tradidimus vobis: “Os hemos entregado lo mismo que hemos recibido del Señor”.6 Sermón de Desafío, 16
El uso de los padres de la iglesia
La comparación no es solo entre doctrinas, sino entre maestros de doctrina. Y se dice que solo un grupo de maestros lleva «la santa palabra de Dios» al pueblo. Es a partir de esta comparación de maestros que el «desafío» del sermón obra con un efecto devastador. Jewel presenta la historia y las enseñanzas de los Padres de la Iglesia a lo largo de los siglos, y usa sus conocimientos patrísticos para demostrar que ellos, al igual que el clero protestante de la Iglesia de Inglaterra, basaban su enseñanza firmemente en las Escrituras.
La fuerza del desafío de Jewel reside en la precisión con que hace su crítica. Todos los abusos de la misa católica romana eran recientes, producto de hábitos escolásticos o devocionales medievales. Por ejemplo, Jewel no pidió pruebas de la presencia real de Cristo en los elementos porque, «algún tinte o sombra de los doctores podría ser producido por el bando católico» (Controversia con el doctor Cole, 28). En lugar de ello, exigía las afirmaciones patrísticas de que Cristo está «sustancialmente, corporalmente, carnalmente o naturalmente» presente en los elementos y que solo los «accidentes» del pan y el vino persisten después de la consagración. Términos como «accidentes» no anteceden a la explicación de la teología eucarística en los años que condujeron al IV Concilio Lateranense de 1215. Puesto que el «desafío» exigía declaraciones explícitas de los primeros seiscientos años, Jewel podía estar seguro de que no se vería obligado a retractarse.
Y para que os maravilléis más de la obstinación de tales hombres, aun hoy se oponen a tantos padres antiguos, a tantos doctores, a tantos ejemplos de la Iglesia primitiva, a palabras tan manifiestas y claras de las santas Escrituras; y sin embargo no tienen aquí ni un padre, ni un doctor, ni un ejemplo admisible de la iglesia primitiva que les sirva de apoyo. 7Sermón de Desafío, 20
Jewel pasa a decir a sus oyentes que el clero católico romano (ahora puesto frente a ellos como «nuestros adversarios») había asombrado a los laicos en el pasado alegando la autoridad de los Padres de la Iglesia para sus prácticas, «una cosa fácil de hacer, especialmente ante ellos, que no tenían ni el ocio ni el juicio para examinar sus pruebas». Jewell ahora les reta a que presenten las pruebas de la antigüedad de las que se jactaban.
Por supuesto, no se le pide a los oyentes examinar las pruebas. Ellos aún carecen del «ocio, o juicio para examinarlas». El argumento de Jewel es acerca de la fiabilidad de los maestros de doctrina. Y la prueba de su confiabilidad es evidente en la seguridad con la que los desafía.
Recuerdo haber expuesto entonces aquí ante ustedes un número de cosas que ahora están en controversia, ante las cuales nuestros adversarios no cederán. Y dije, tal vez osadamente, como entonces pudiera haberle parecido a alguno, pero, como yo mismo y los hombres doctos de nuestros adversarios bien sabemos, sincera y verdaderamente, que ninguno de ellos, que hoy se nos oponen, ha sido capaz, ni será alguna vez capaz, de probar contra nosotros ninguno de todos esos puntos, ni por las Escrituras, ni por el ejemplo de la Iglesia primitiva, ni por los antiguos doctores, ni por los antiguos concilios universales. 8Sermón de Desafío, 20
El sermón de Desafío de Jewel coloca a los laicos como jueces entre los teólogos católicos romanos y protestantes (no como jueces de la teología protestante y católica romana). Este dirigirse a los laicos se vería luego sustentado en la controversia subsiguiente que llevó a Jewel a escribir su Apologia. Escogió temas en los que se puede demostrar sin ambigüedades que la Iglesia Católica Romana se ha desviado de la práctica de la Iglesia antigua.
Un uso adecuado de los Padres de la Iglesia, por tanto, es dar evidencia de estas prácticas tempranas y exponer su método teológico fiel a las Escrituras. En la controversia que siguió a la publicación de la Apologia de Jewel en 1564, él continuó cuestionando el ethos de sus oponentes en su uso de los Padres.
Si alguien duda de nuestra enseñanza, escribe Jewel, debería hacer lo que los Padres hicieron, y corroborarlo con las Escrituras: Porque los padres católicos y obispos de aquellos días nada dudaban sino que [creían que] nuestra religión podía ser suficientemente probada por las divinas Escrituras; ni se atrevieron jamás a tomar por hereje a nadie cuyo error no pudieran desmentir clara y llanamente con las mismas Escrituras. Por tanto, si nosotros somos herejes, y ellos (como se les quiere llamar) católicos, ¿por qué no hacen lo mismo que los padres, verdaderos hombres católicos, hicieron siempre? ¿Por qué no nos convencen por las Sagradas Escrituras? ¿Por qué no nos traen para ser juzgados por ellas? ¿Por qué no demuestran que nos hemos apartado de Cristo, de los apóstoles, de los profetas y de los santos padres? ¿Por qué dudan? ¿Qué es lo que temen? 9Apología, 22-23
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Este artículo fue publicado originalmente en dos partes, la primera parte aquí y la segunda aquí. Agradecemos al doctor Jansma por permitirnos publicar su serie sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana en nuestro sitio web. 10Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura
- 1Nota del editor: Catolicismo Reformado publicará dicho estudio.
- 2Apología, 39-40
- 3Sermón de Desafío, 9
- 4Sermón de Desafío, 10
- 5Sermón de Desafío, 12
- 6Sermón de Desafío, 16
- 7Sermón de Desafío, 20
- 8Sermón de Desafío, 20
- 9Apología, 22-23
- 10Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura