Normalmente, cuando escuchamos el nombre de Zacarías Ursino, lo asociamos casi de inmediato con el Catecismo de Heidelberg. Esto no es de sorprender, ya que Ursino fue su principal autor, colaborando en su redacción con el teólogo y predicador de la corte Gaspar Oleviano. Sin embargo, su labor teológica fue mucho más extensa. Ursino desempeñó un papel clave en la consolidación de la teología reformada en la segunda mitad del siglo XVI, sirviendo como rector del Seminario en Heidelberg (Collegium Sapientiae) y como profesor de dogmática en la Universidad de Heidelberg.
Un aspecto importante que suele pasar desapercibido en nuestros círculos es que, un año antes de la publicación del Catecismo de Heidelberg (1563), Ursino redactó una Summa Theologiae, es decir, un compendio teológico que posteriormente sería conocido como el Catecismo Mayor de Ursino.
Tradicionalmente, se ha afirmado que este Catecismo Mayor, redactado en 1562, no fue más que un borrador preliminar que Ursino elaboró en el contexto del encargo del príncipe elector Federico III, quien le encomendó, junto con Oleviano, la preparación de un manual catequético para la instrucción dominical de las iglesias de su Palatinado. Aunque dicho relato conlleva algo de sentido, las investigaciones más recientes han demostrado que el origen y finalidad del Catecismo Mayor eran otros.
La Summa Theologiae de Ursino
En un artículo titulado ‘Teología y Piedad en la SUMMA THEOLOGIAE de Zacarías Ursino’ el teólogo Lyle D. Bierma, citando a Erdmann Sturm, indica que, en septiembre de 1562 Zacarías Ursino dio un:
…discurso inaugural con motivo de su nombramiento para la cátedra de Dogmática en la Universidad de Heidelberg. En ese discurso, Ursino no solo señaló que el Catecismo de Heidelberg estaba casi terminado, sino que también impartiría una serie de conferencias sobre ‘un resumen de la doctrina’ (summam doctrinae).
Ursino afirmó que este resumen sería un camino intermedio entre la sencillez de los catecismos y la extensa exposición de los loci de teología. Bierma afirma entonces que:
…la obra que mejor se ajusta a esta descripción es la “Summa Theologiae” o Catecismo Mayor de Ursino. Si esta identificación es correcta, aunque la Summa ejerció cierta influencia en el Catecismo de Heidelberg, su propósito original y principal no era proporcionar un borrador para dicho catecismo, sino servir como libro de texto para los estudiantes de teología en la Universidad de Heidelberg.
Como bien sabemos, la estructura común de la instrucción catequética cristiana consiste esencialmente en una explicación del Símbolo Apostólico (lo que debemos creer), los Diez Mandamientos (lo que debemos hacer), el Padrenuestro (lo que debemos esperar) y los Sacramentos (lo que debemos celebrar). La percepción general que tenemos sobre los catecismos suele ser que son materiales básicos, destinados para instruir a los niños o nuevos creyentes, sin embargo, Ursino es un vivo testimonio de cómo el género de catecismo puede también usarse para enseñar teología a un nivel académico en un contexto universitario.
Los enfoques de la Summa Theologiae
En su artículo, Lyle Bierma examina cómo los cuatro enfoques en la Summa de Ursino (pastoral, personal, experiencial y práctico) convergen con la doctrina y teología del pacto.
De principio a fin, la obra de Ursino maneja un tono pastoral y experiencial que presenta el pacto como base y fundamento de la seguridad y consuelo para el creyente, puesto que el pacto es la forma en que Dios garantiza la salvación de aquellos que ha predestinado. Este tono se establece ya desde la primera pregunta y respuesta de la obra:
- ¿Qué firme consuelo tienes en la vida y en la muerte?
- Que yo fui creado por Dios a su imagen para la vida eterna, y después de haberla perdido voluntariamente en Adán, Dios, en su infinita y misericordiosa gracia, me recibió en su pacto de gracia, para que, por la obediencia y muerte de su Hijo enviado en la carne, me otorgara, como creyente, justicia y vida eterna. Asimismo, selló este, su pacto, en mi corazón por su Espíritu, quien me renueva a imagen de Dios y clama en mí: “Abba, Padre”, por su Palabra; y por los signos visibles de este pacto.
Además, como puede notarse, Ursino emplea continuamente la primera persona del singular (‘yo fui creado’, ‘me recibió’, ‘me otorga’, ‘mi corazón’, ‘clama en mí’). Él entiende que, aunque el pacto es la relación entre Dios y su pueblo, cada creyente puede apropiarse, de modo personal, de las promesas del pacto. Al respecto, Bierma señala:
Por importante que sea la comunidad de los santos en la Summa Theologiae, el individuo no está perdido entre la multitud. La buena nueva del evangelio es, ante todo, un mensaje de consuelo para cada creyente de manera personal, para cada pecador que comparece ante Dios necesitado de gracia. Por ello, las respuestas a estas preguntas clave no resultan ser meras declaraciones doctrinales desapasionadas, sino testimonios vivos o confesiones de fe en los labios de creyentes individuales.
Finalmente, para Ursino, el pacto de gracia no es meramente una estructura teológica que entendemos a modo de operación intelectual, sino que también cada creyente puede ‘sentir’ la obra del Espíritu Santo quien testifica en su corazón que pertenece al pacto. La ‘felicidad’ que se alcanza en obedecer la ley de Dios, el ‘deseo’ por el bien del prójimo, el ‘terror’ y ‘conmoción’ que produce la caída en el pecado, el ‘dolor’ y ‘odio’ que debemos tener hacia nuestros pecados, el ‘amor’ y ‘anhelo ardiente’ por la justicia, “todas estas son emociones y experiencias asociadas con el continuo camino de fe y conversión del cristiano en una vida de buenas obras y oración”, señala Bierma.
En nuestro contexto, si bien parecemos estar cómodos con la idea de que la erudición y la teología académica oscurecen u obstaculizan la piedad, Ursino es una prueba de que esto no es más que una vana simplificación.
Conclusiones
Al respecto, nos haría bien atender las afirmaciones del erudito Richard Muller en Scholasticism and Orthodoxy in the Reformed Tradition: Definition and Method (Escolasticismo y Ortodoxia en la Tradición Reformada: Definición y Método), allí afirma que:
La propuesta de darnos la Reforma sin ortodoxia debe fracasar, aunque solo sea porque la intención de identificar, presentar y preservar la ortodoxia cristiana dentro de la iglesia estuvo en el corazón mismo de la Reforma. Una Reforma sin ortodoxia no es la Reforma. La propuesta de darnos piedad sin escolasticismo también debe fracasar, en la medida en que falsamente divide la vida de fe en asuntos del corazón y asuntos de la mente—como si el intelecto cristiano no pudiera ser fiel o, para tomar prestado de Agustín, como si la fe no debiera buscar el entendimiento (fides quaerens intellectum).
La separación de la teología del escolasticismo también es históricamente incorrecta. Los autores de los sistemas teológicos escolásticos fueron frecuentemente personas de considerable piedad y, más importante aún para el registro histórico, también escribieron obras destinadas a desarrollar y fomentar la piedad.
En el Catecismo Mayor de Ursino podemos ver cómo el rigor intelectual y la vida espiritual se armonizan perfectamente, pues si bien la teología no es ‘solo’ un ejercicio intelectual, tampoco es ‘solo’ un ejercicio espiritual ni es principalmente uno de los dos. La teología es vital para la piedad cristiana, y la piedad debe estar informada por una teología precisa y rigurosa.
Bierma concluye:
Zacarías Ursino debe ser incluido en la lista de teólogos escolásticos piadosos. Si bien ciertamente empleó el método escolástico en algunos de sus escritos, Ursino también compuso obras catequéticas como la Summa Theologiae y el Catecismo de Heidelberg, que, como hemos visto, poseen un tono pastoral y enfatizan la interrelación entre la teología y la piedad en la vida de los creyentes cristianos.
Sin embargo, a diferencia del Catecismo de Heidelberg, que fue compuesto principalmente para jóvenes y adultos laicos, la Summa Theologiae era un texto teológico de nivel intermedio destinado a estudiantes del seminario y la universidad. Lo que encontramos, por tanto, en la Summa Theologiae es una teología de la piedad que no solo se manifestó en la obra de un destacado escolástico protestante, sino que, aún más notablemente, penetró en el ámbito mismo en el que desarrolló su labor: las aulas de las instituciones académicas más prestigiosas de la época.
Como siempre, es nuestro deseo y oración que el mundo hispanohablante pueda conocer estas obras en su propio idioma.1Las citas corresponden a Church and School in Early Modern Protestantism y Scholasticism and Orthodoxy in the Reformed Tradition: Definition and Method
- 1Las citas corresponden a Church and School in Early Modern Protestantism y Scholasticism and Orthodoxy in the Reformed Tradition: Definition and Method