Richard Hooker sostenía tres autoridades para los cristianos: la Escritura, la razón y la tradición de la iglesia. Andrew Fulford explica cómo las dos primeras funcionan conjuntamente para sostener el principio de sola scriptura. La última, la tradición de la iglesia, a menudo queda fuera de la discusión, lo que contribuye a la caricatura de la Tradición Reformada como individualista. No es solo scriptura sino sola scriptura, como muchos han señalado correctamente. Esta aclaración se aplica también a la tradición de la iglesia.

Como Andrew menciona, la Escritura atestigua su propia divinidad de una manera que es compatible con la razón. Sin embargo, esto no significa que no dependamos de la iglesia o que no nos sometamos a su autoridad respecto a la naturaleza de las Escrituras. Reformadores como Martín Bucero reconocían que la iglesia fue establecida antes del cierre del canon y que la iglesia, por esta razón, era responsable de reconocer, recibir e interpretar los textos del canon. Así, para los protestantes, la iglesia sí mantiene una autoridad respecto a las Escrituras, pero es una autoridad de protección más que de creación.

La triple cuerda de Escritura, Razón y Tradición no solo otorga autoridad a nuestro reconocimiento del canon, sino que también proporciona autoridad a nuestra interpretación de las Escrituras. Nuestra teología, en otras palabras, nos es transmitida a través de la iglesia. ¿A dónde acude un protestante para interpretar un pasaje de las Escrituras que no está claro? ¿A dónde vamos cuando nuestra interpretación de las Escrituras es razonable, pero debido a la falta de claridad en el texto, no nos proporciona absoluta certeza? Según los principales teólogos reformados del pasado, como Hooker y Jerónimo Zanchi, recurrimos a la tradición transmitida por los padres de la iglesia. Por supuesto, siempre lo hacemos en sumisión a la revelación de la voluntad de Dios en la Escritura (recibida racionalmente). Esto es lo que Zanchi dice sobre la tradición en su confesión de fe:

Cuando escribo esta Confesión de fe, escribo todo con buena conciencia, y como creí, así hablé libremente, como enseñan las Sagradas Escrituras que debemos hacer. Mi fe está fundada simplemente y principalmente en la palabra de Dios y, en segundo lugar, algo [nonnihil] en el consentimiento común de toda la antigua iglesia católica, si no contradice a las Sagradas Escrituras. Porque creo que las cosas que fueron decretadas y recibidas por los padres, por consentimiento común de todos ellos reunidos en el nombre del Señor, sin contradicción alguna de las Sagradas Escrituras, proceden también (aunque no sean de igual autoridad que las Escrituras) del Espíritu Santo. Por ello, las cosas que son de esta naturaleza, ni quiero ni me atrevo a desaprobar con buena conciencia […] ¿Quién soy yo para desaprobar aquello que toda la iglesia ha aprobado?¹Zanchi, De religione christiana fides, Obs. en el capítulo XXV, Af. X, y XI., según se encuentra en Luca Baschera y Christian Moser, eds., Girolamo Zanchi, De Religione Christiana Fides – Confession of Christian Religion, 2 Vols., (Leiden: Brill, 2007), 607.

Así, como protestantes, nos ponemos en las manos de Dios. Miramos a las Sagradas Escrituras, y al recibirlas en fe y ponerlas a prueba en nuestro propio espíritu mediante el uso de la razón, confiamos en el Espíritu de Dios en ellas, en nosotros, y en el consentimiento común de la única iglesia que es, santa, católica y apostólica. No es solo yo y mi Biblia. Soy yo, Gregorio de Nisa y mi Biblia. Soy yo, los santos concilios ecuménicos y mi Biblia. Soy yo, el cuerpo místico de Cristo (corpus mysticum), y mi Biblia. Soy yo, la santa compañía de mártires y mi Biblia. Somos nosotros y nuestras Biblias.

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Este artículo fue publicado originalmente en The Calvinist International. ²Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.

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  Zanchi, De religione christiana fides, Obs. en el capítulo XXV, Af. X, y XI., según se encuentra en Luca Baschera y Christian Moser, eds., Girolamo Zanchi, De Religione Christiana Fides – Confession of Christian Religion, 2 Vols., (Leiden: Brill, 2007), 607.
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