Me gustaría regresar al punto que hice en el post previo a este para enfatizarlo otra vez porque, al final del día, es extremadamente importante. Así que, una vez más: los divinos (teólogos) de Westminster dicen esto:

VII. Todas las cosas en las Escrituras no son igual de claras en sí mismas, ni igual de claras para todos; no obstante, aquellas que es necesario saber, creer y observar para salvación son tan claramente presentadas y evidentes en uno u otro lugar de la Escritura, que no tan solo los eruditos, sino también los indoctos, en un uso adecuado de los medios ordinarios, pueden alcanzar una comprensión suficiente de ellas.¹Todas las citas de la Confesión de Fe de Westminster fueron extraídas del libro, La fe que confesamos: Compendio de confesiones reformadas, publicado por Dort Publicaciones.

San Agustín enseñó lo mismo

En otras palabras, ellos enseñan que todo – y todo significa todo – lo que el hombre debe saber, creer y observar para ser salvo se encuentra en la Escritura. Punto final. La última vez contrastamos esto con otros puntos de vista sobre lo que debe ser conocido y creído para ser salvo. Lo que me gustaría anotar aquí es que este preciso punto es simplemente una repetición de Agustín. Vimos esto en el artículo anterior en sobre el mérito y el perdón de los pecados, y el bautismo de infantes 2.59. Pero Agustín tal vez sea incluso más claro en Sobre la enseñanza cristiana. Ahí él escribe:

En todos estos libros buscan la voluntad de Dios aquellos que temen a Dios y son de disposición mansa y piadosa. Y en esta búsqueda, la primera regla que se ha de observar es, como ya he dicho, conocer estos libros, si bien no aún con el entendimiento, pero leerlos para memorizarlos, o al menos para no permanecer totalmente ignorantes de ellos. Además, las cuestiones que en ellos se exponen claramente, ya sean reglas de vida o reglas de fe, han de ser investigadas con más cuidado y diligencia; y cuanto más de ellas descubre un hombre, tanto más amplio se hace su entendimiento. Porque entre las cosas que están claramente establecidas en la Escritura se encuentran todas las cuestiones que conciernen a la fe y a la manera de vivir, a saber, la esperanza y el amor, de las que he hablado en el libro anterior. Después de esto, cuando nos hayamos familiarizado hasta cierto punto con el lenguaje de la Escritura, podemos proceder a abrir e investigar los pasajes oscuros, y al hacerlo, tomar ejemplos de las expresiones más claras para arrojar luz sobre las más oscuras, y utilizar la evidencia de los pasajes sobre los que no hay duda para eliminar toda vacilación con respecto a los pasajes dudosos. Y en esta cuestión la memoria cuenta mucho; pero si la memoria es defectuosa, ninguna regla puede suplir la falta.²Sobre la enseñanza cristiana 2.9.14

“Todas las cuestiones”. “Claramente establecidas”. Etc. Lo que necesitas saber sobre la fe y la “manera de vivir” se encuentra – y no solo se encuentran, sino que se encuentran claramente – en la Escritura. Y viceversa, si algo no se encuentra allí – y no solo no se encuentra, sino que no se encuentra claramente – nadie puede decirte que necesitas creerlo para ser salvo. Llamemos a esto el “canon agustiniano”. Esta es una guía mucho más segura que el canon del Vaticano [Commonitory, “canon de Vicente de Lerins”] y es uno que asegura que en cuestiones de fe tu conciencia estará atada solo donde debería estar atada – es decir, no estará atada a la theologoumena³Una declaración o concepto teológico en el ámbito de la opinión individual más que de la doctrina autorizada., como si estos fuesen artículos de fe.

Este artículo ha sido traducido con permiso y fue publicado originalmente en el blog: The Calvinist International.

• 1
  Todas las citas de la Confesión de Fe de Westminster fueron extraídas del libro, La fe que confesamos: Compendio de confesiones reformadas, publicado por Dort Publicaciones.
• 2
  Sobre la enseñanza cristiana 2.9.14
• 3
  Una declaración o concepto teológico en el ámbito de la opinión individual más que de la doctrina autorizada.