Este artículo hace parte de una serie sobre la justificación que consta de seis partes en el siguiente orden:
1. ¿Justificación por la Sola Precisión?
2. El acto y el hábito de fe en relación con la unión con Cristo
3. ¿Podemos perder nuestra justificación?
4. Reformados vs arminianos sobre la justificación
5. ¿Una o dos justificaciones?
Por mi parte, preferiría que mi lugar estuviese entre los que realmente creen con el corazón para justicia, aunque no sean capaces de dar a otros una definición tolerable de lo que es la fe, que entre los que pueden discutir interminablemente sobre ella con una aparente exactitud y habilidad, pero que son negligentes con su propio deber de ejercitarse en ella.
— John Owen
Alguna vez alguien dijo:
Los elegidos deben buscar la salvación no solo por la fe, sino también por las obras, ya que, sin duda, la salvación ha de darse a modo de recompensa, por la que Dios no solo premiará nuestra fe, sino también todas nuestras obras. En efecto, la justificación, es decir, la remisión de los pecados, la buscamos solo por la fe, y nunca por las obras. Pero una vez justificados, no buscamos la salvación solo por la fe, sino también por las buenas obras. Porque Dios pagará a cada uno según sus obras.
Esta cita de arriba (aquí puede verse el original) va a poner nerviosos a algunos. Cómo (William Twisse) consiguió ser Prolocutor en la Asamblea de Westminster está más allá de mi conocimiento. Pero su definición de la justificación, como remisión de los pecados, podría suscitar otra pregunta, a saber:
¿También cree en la imputación de la obediencia activa de Cristo? Resulta que no.
Solo por la fe en Cristo
A diferencia del erudito William Twisse mencionado arriba, yo afirmo la imputación de la obediencia activa de Cristo. Soy un «fiel creyente de la obediencia activa».
No obstante, también estoy totalmente de acuerdo con la sabiduría de John Owen sobre cómo tratar a quienes difieren de nosotros en los detalles precisos de la sola fide:
Los hombres pueden ser realmente salvos por esa gracia que doctrinalmente niegan; y pueden ser justificados por la imputación de esa justicia que, en su opinión, niegan ser imputada.
¡Amén! De otro modo las puertas del cielo son mucho más estrechas de lo que podemos imaginar (por ejemplo, no habría arminianos en el cielo). Pero entonces Owen continúa con otro punto significativo:
Porque la fe en esto está incluida en ese asentimiento general que le dan a la verdad del evangelio, y de ello puede resultar tal adhesión a Cristo, que su error sobre la forma en que son salvados por él, no los despojará de un verdadero interés en ello.
Owen demuestra que los pecadores no son justificados por creer determinadas y controvertidas características de una pulida doctrina de justificación solo por la fe. Más bien, los pecadores se salvan solo por la fe en Cristo. Jesús es el objeto de nuestra fe. Podemos caer fácilmente en un tipo de salvación por obras respecto a la doctrina si insistimos en una precisión en la que incluso los teólogos reformados han estado en desacuerdo.
Owen añade:
Y por mi parte, debo decir que a pesar de todas las disputas que veo y leo sobre la justificación… lo único que creo es que sus autores ( a no ser que sean Socinianos) confían realmente en la mediación de Cristo para el perdón de sus pecados y la aceptación ante Dios, y no en sus propias obras u obediencia. Tampoco creeré lo contrario hasta que expresamente lo declaren.
Owen traza una línea, pero también muestra una gran caridad hacia otros, incluso hacia los que están fuera de la tradición reformada. Él entendió que una simple confianza en Cristo para el perdón de los pecados, y una disposición a no confiar en nuestras obras de obediencia para justificación es suficiente para que alguien entre en el reino de los cielos. (Esta es la razón por la que el papado es tan malvado, porque hace todo lo posible para evitar que la gente abrace esta simple verdad).
Esas son las personas a las que la PCA/OPC1Nota del editor: El autor se refiere a dos denominaciones presbiterianas de Estados Unidos. da la bienvenida como miembros, a diferencia de algunas denominaciones reformadas que exigen una forma de suscripción confesional entre sus miembros. Creo que la doctrina de la justificación es el argumento más fuerte a favor de la «comunión abierta». Dios me acepta; ¿debe la iglesia hacer lo contrario?
Owen proporciona otro punto para que lo consideremos cuidadosamente:
Hay, en efecto, diversas diferencias entre personas doctas, sobrias y ortodoxas en el modo y manera de explicar la doctrina de la justificación por la imputación de la justicia de Cristo, pero todas ellas están de acuerdo en la sustancia de la misma, en todas aquellas cosas que conciernen principalmente a la gracia de Dios, al honor de Cristo y a la paz de las almas de los hombres. En la medida en que me sea posible, evitaré involucrarme en estas diferencias por el momento. Pues, ¿qué objeto tiene contender sobre ellas, mientras que la sustancia de la doctrina es abiertamente impugnada y rechazada? ¿Por qué hemos de discutir sobre el orden y el embellecimiento de las habitaciones de una casa, mientras se prende fuego a toda ella?2Works, 5:164
Es interesante ver cómo los polemistas más dotados fueron a veces los más católicos. Consideremos también los sentimientos de Edward Leigh:
¿Somos justificados solo por la obediencia pasiva de Cristo, o también por la activa? En esta controversia muchos teólogos de los nuestros difieren entre sí, y no parece que tenga tanta importancia como la que otros dan a la justificación. 3Body of Divinity (1657), 718. (Véase también Anthony Burgess sobre la diversidad entre los «doctos»: La verdadera doctrina de la justificación…, 1648, [p. 17]).
Defiendo -y alabo- la doctrina de la imputación de la obediencia activa de Cristo. Pero espero que al defender esta doctrina no pierda el punto y la alegría de lo que este significa para mí y para otros. Por eso mi congregación necesita oír hablar tan a menudo acerca de su justificación gratuita.
En relación con esto, alguien dijo en una ocasión (ipsissima vox):
Cuando se cuestiona la fe de alguien basándose en un argumento que la mayoría de los cristianos cultos, incluidos muchos predicadores, no pueden comprender, entonces hay un problema grave. Los presbiterianos y los reformados pueden estar discutiendo sobre cosas que la mayoría del mundo cristiano ni siquiera puede entender. 4Cf. Owen [5:207] On the formal cause of justification.
Esta persona tiene razón.
La vibrante catolicidad reformada
Owen comprendió que hay lugar para defender esta doctrina de diversos asaltos. (Estoy vehementemente en desacuerdo con la doctrina remonstrante de la justificación). Pero Owen no fue (siempre) un hombre irrazonable. No solo entendió y defendió la sola fide, sino que también comprendió las consecuencias de esa verdad para otros que tal vez no hubieran abrazado dicha doctrina con la plenitud o claridad con que él lo hizo.
Todos los predicadores y teólogos debemos comparecer un día ante Dios por nuestra defensa de la fe. No siempre es fácil discernir dónde se cruza la línea en la justificación por la sola fe. Tiendo a pensar que la catolicidad de Owen aquí es la más sabia (por ejemplo, «a no ser que sean socinianos» o «papistas»). Esta actitud no significa, por supuesto, que no podamos defender la justificación por la sola fe – «hasta la muerte», como afirmé en Antinomianismo- con precisión.
Sin embargo, los sentimientos de Owen también resaltan la vibrante catolicidad reformada de los períodos de la Reforma y la Post-Reforma no solo hacia los laicos, sino también hacia los ministros/teólogos con los que diferían. Los ministros y teólogos tendremos que comparecer ante Dios por cómo hemos tratado a otros que forman parte de la fe. Para ello, creo que Owen nos da a todos algo en lo que pensar muy detenidamente.
Alguna vez alguien dijo:
No dudo de que muchos hombres reciben de Dios más gracia de la que comprenden o admiten, y que esa gracia es más eficaz en ellos de lo que son capaces de creer.
_____________________________________
Este artículo ha sido traducido con permiso y fue publicado originalmente por el Dr. Mark Jones. Le invitamos a conocer sus libros aquí. 5Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.
- 1Nota del editor: El autor se refiere a dos denominaciones presbiterianas de Estados Unidos.
- 2Works, 5:164
- 3Body of Divinity (1657), 718. (Véase también Anthony Burgess sobre la diversidad entre los «doctos»: La verdadera doctrina de la justificación…, 1648, [p. 17]).
- 4Cf. Owen [5:207] On the formal cause of justification.
- 5Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.