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Catolicismo Reformado

El artículo 5 de los Treinta y Nueve Artículos de la Religión es otro ejemplo de la necesidad de interpretar estos artículos como un todo. Este artículo es uno de los que fueron añadidos por el arzobispo Matthew Parker (1504-1575) en 1563, y contiene una declaración explícita sobre la procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo (en latín, filioque). El sínodo de Dublín (1615) adoptó este artículo sin modificaciones para los Artículos Irlandeses. Aunque no hay ningún capítulo análogo en la Confesión de Westminster (1647), cada frase acerca del Espíritu Santo está presente en el capítulo 2, inciso 3 de dicha confesión.

A pesar de ser un artículo muy directo y el segundo más corto de los Treinta y Nueve Artículos, el 5 sigue siendo uno de los más controvertidos entre los anglicanos en la actualidad.

Del Espíritu Santo

El Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, es de una misma sustancia, majestad y gloria, con el Padre y el Hijo, verdadero y eterno Dios.

El arzobispo Parker adoptó el lenguaje de la Confesión de Augsburgo (1530), lo mismo que había hecho Johannes Brenz (1499-1570) en la Confesión de Wüttemberg de 1552. La Confesión de Wüttemberg se presentó al Concilio de Trento ese mismo año como una declaración de unidad entre las iglesias protestantes y de su fidelidad a los credos católicos.

En Occidente, esta breve frase «y el Hijo» (filioque) no es polémica desde el siglo XI y la mayoría la aceptaba desde mucho antes. A principios del siglo VI ya figuraba en el Credo de Atanasio, y para entonces Agustín de Hipona ya había desarrollado la misma doctrina en su libro sobre la Trinidad (De Trinitate). Agustín enseñó que Dios es una Trinidad de amor, el Padre es el que ama, el Hijo el amado y el Espíritu el vínculo de amor que los une. Para que el amor sea perfecto, debe ser igual al Padre y al Hijo. Esto significa que el vínculo de amor debe proceder del Padre en cuanto al amor que tiene por el Hijo y del Hijo en su amor correspondido por el Padre. En Oriente, esta frase nunca fue aceptada y sigue causando tensiones en las relaciones entre nuestras Iglesias. Gerald Bray sugiere que existen dos conceptos diferentes de la Trinidad que son incompatibles en este punto. El modelo oriental lógicamente excluye la doble procesión debido a su visión del Padre como fuente exclusiva de la divinidad [del Hijo y del Espíritu], mientras que el occidental exige equilibrar el amor del Padre y del Hijo entre sí (Bray, The Faith We Confess: An Exposition of the 39 Articles, 38).

La Iglesia de Occidente resolvió el problema en el Concilio de Florencia de 1439 (al cual nunca renunció la Iglesia Anglicana) en el que se declaró que el Espíritu Santo procede del Padre a través del Hijo. Esta formulación mantiene la primacía del Padre, que es tan importante para Oriente, y conserva la procesión desde el Padre y el Hijo, la cual recoge los pasajes bíblicos que se refieren a la relación entre el Espíritu y el Hijo. Aunque fue propuesta como una solución conciliatoria a las Iglesias orientales, posteriormente fue rechazada, y poco ha cambiado desde entonces.

¿Por qué los divinos anglicanos se adhirieron al decreto del Concilio de Florencia y aprobaron una sana doctrina del Espíritu en todos los formularios históricos? Comprendieron que erradicar la conexión entre la obra consecuente del Espíritu en relación con el Hijo y de esta manera la relación del Hijo con el Padre es erradicar a la persona y el ministerio del Espíritu, lo cual había sido redescubierto en la Reforma. Una doctrina, que sugiere que puede ser posible ir al Padre en el Espíritu sin referencia al Hijo, elimina la realidad objetiva de la cruz y la expiación del Señor Jesucristo como lo central para el creyente. El Espíritu Santo es el vínculo que nos une a Cristo y por el cual podemos gozar de Cristo y de todos sus beneficios.

Sin embargo, en los últimos años, los anglicanos se han visto tentados a suprimir el filioque del Credo Niceno y a ignorar por completo el Credo Atanasiano. Las liturgias propuestas por la Iglesia Anglicana en Norteamérica (ACNA) han puesto entre corchetes las palabras [y el Hijo] en el Credo Niceno. Tales corchetes indican al ministro que la omisión del filioque está permitida. La explicación dada en la resolución de 2013 que acompañaba a las liturgias propuestas es que la omisión puede permitirse con el argumento relativamente débil de que la traducción griega original del Credo omite la frase. Con ello se pasa por alto la importante posición doctrinal adoptada por los formularios históricos (los Artículos y el Libro de Oración Común) y el carácter esencial reformador de la Iglesia Anglicana.

El hecho de haber puesto entre corchetes la cláusula del filioque en las liturgias propuestas habla mucho de la influencia desproporcionada que tiene el pensamiento anglo-católico y filo-ortodoxo en el seno de la dirección de la ACNA. El interés por el tema siempre ha sido muy elevado entre estos grupos, que desde hace 150 años han tratado de justificar un tipo de catolicismo no romano apelando a la Iglesia Oriental y de marginar la Reforma. De hecho, han pasado cuatro meses desde que se escribió este artículo en el año 2017 y la ACNA todavía no ha mencionado este 500 aniversario de la Reforma en su sitio web, comunicado episcopal, entradas de blog, oraciones especiales, colectas y acciones de gracias, o en la presentación de conferencias y trabajos de investigación. Por lo tanto, poner entre corchetes el filioque es un síntoma para el protestante perceptivo de que los anglicanos tienen puntos de vista diferentes e irreconciliables sobre doctrinas esenciales. Por el momento, la decisión del Colegio de Obispos de la ACNA es «pedir consejo» a la Comisión Teológica de la Global Fellowship of Confessing Anglicans (GAFCON). También se podría sugerir que la Comisión también aborde el problema de fondo en la naturaleza autoritativa de los propios formularios históricos que profesan las provincias miembros de la GAFCON.

Puede que el artículo 5 sea el segundo más breve de todos los artículos, pero no por ello es menos importante cuando se le reconoce como parte de la narrativa teológica más extensa de los formularios. La doctrina del Espíritu Santo se encuentra entre todas las demás doctrinas y enseñanzas clave de nuestra confesión.

El artículo 5 no es el único lugar dentro de los Artículos en el que se afirma la doble procesión del Espíritu del Padre y del Hijo. En el artículo 8 referente a los credos leemos que las doctrinas contenidas en los credos de los Apóstoles, Atanasio y Nicea en el Libro de Oración Común deben ser creídas y recibidas porque contienen las enseñanzas de las Escrituras (ambos tienen el filioque). De esta manera, a través del artículo 8 se conecta el artículo 5 con el artículo 6 sobre la suficiencia de la Escritura como autoridad final en todas las cuestiones de fe.

Este artículo hace parte de una serie de comentarios sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana la cual puede ver aquí.

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Agradecemos al doctor Jansma por permitirnos publicar su serie sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana en nuestro sitio web. 1Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura

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