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Catolicismo Reformado

En estos momentos estoy terminando la biografía de Thomas Cranmer escrita por Diarmaid MacCulloch. En general, se trata de una magnífica obra de historia, aunque MacCulloch inserta su propia voz en las controversias, a veces demasiado para mi gusto. Con todo, aprendí mucho sobre los complicados pormenores de la vida de Cranmer y la forma tan delicada en que introdujo reformas en la Iglesia de Inglaterra desde el punto de vista político. Una de las cosas que ya conocía, pero que me alegró ver explicada por MacCulloch, fue la visión de Cranmer para la identidad reformada de la Iglesia de Inglaterra. No hay duda acerca de este punto: Cranmer mantenía una visión sacramental reformada, era un devoto predestinatario y proclamaba sistemáticamente la doctrina de la justificación solo por la fe. Su gran esperanza era similar a la que más tarde tuvo el rey Jacobo: que Inglaterra pudiera adoptar un liderazgo en un Protestantismo Magisterial unido, un sueño que nunca se materializó del todo.

Pero, ¿qué hay del anglicanismo como una «tercera vía» entre dos opciones opuestas? Aquí MacCulloch está totalmente en lo cierto, y me limitaré a citarlo:

Al estar situado dentro de la creciente tradición reformada en la Europa de 1550, la concepción de Cranmer de una «vía intermedia» o vía media en la religión era muy diferente de la que se encuentra en el anglicanismo posterior. En el siglo XIX, cuando la palabra «anglicanismo» empezó a ser de uso común, John Henry Newman (antes de unirse a la Iglesia de Roma), comentó acerca de la vía media: «la definición de protestantismo incluye una serie de nociones distintas, y en todas ellas nuestra Iglesia ha adoptado una vía media entre el protestantismo y el papismo». Cranmer habría rechazado tajantemente esta noción: ¿cómo podría haber una vía media entre la verdad y el Anticristo? El término medio que Cranmer buscaba era el mismo que Bucero: un acuerdo entre Wittenberg y Zúrich, que proporcionara una visión unida de la doctrina cristiana frente a la falsedad que estaba siendo remodelada en el Concilio de Trento. Para él, el catolicismo se encontraba en las iglesias dispersas de la Reforma, y su objetivo era mostrar la unidad de las mismas para probar su catolicidad.

Definir a Cranmer como un católico reformado es definir a todos los grandes reformadores continentales del mismo modo, pues también ellos trataron de construir de nuevo la Iglesia católica sobre los mismos cimientos de la Biblia, los credos y los grandes concilios de la Iglesia primitiva. En lugar de esa idea tardía de una Iglesia anglicana que camina entre extremos, y que escucha con hospitalidad y simpatía las buenas ideas en una y otra dirección, Cranmer guiaba a la Iglesia de Inglaterra hacia una catolicidad renovada a través de la espesura de engaños perversos que debían evitarse a toda costa: por un lado, el papismo y, por otro, el anabaptismo, ambos igualmente «sectarios» a sus ojos.

Durante la década de 1530 y principios de 1540, Cranmer había compartido, y tal vez moldeado, la retórica de Enrique VIII sobre la vía intermedia. Aunque los dos hombres coincidían en el odio a Roma y sentían que estaban conduciendo a Inglaterra a través del error, eran muy conscientes de que tenían opiniones diferentes sobre cuáles errores debían evitarse. El bagaje de opiniones de Enrique contenía ideas que Cranmer consideraba parte del paquete romano. Sin embargo, gratificantemente, el rey se fue deshaciendo cada vez más de estas reliquias del pasado con el paso del tiempo. Por el contrario, la vía intermedia de Cranmer incluía el luteranismo, que para Enrique seguía siendo objeto de considerables sospechas1Diarmaid MacCulloch, Thomas Cranmer, p. 617.


Este artículo titulado “El anglicanismo es la vía media”, fue publicado originalmente en Ad Fontes Journal (con otro título) y ha sido traducido con el permiso del Pastor Steven Wedgeworth. Puede escuchar sus sermones aquí. Ad Fontes Journal es una publicación de The Davenant Institute, una insitución que busca recuperar la riqueza del protestantismo clásico para renovar y edificar la Iglesia contemporánea.2Los links que redirigen al lector a otros artículos de este sitio web no hacen parte del artículo original.

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    Diarmaid MacCulloch, Thomas Cranmer, p. 617
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    Los links que redirigen al lector a otros artículos de este sitio web no hacen parte del artículo original.

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