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Catolicismo Reformado

La frase del Credo de los Apóstoles “descendió a los infiernos” (descendit ad inferna) ha encontrado diversas respuestas. El célebre lingüista y obispo de la Iglesia de Inglaterra en Winchester, Lancelot Andrewes (1555-1626), llegó incluso a preguntar: “¿Quién, por tanto, sino un infiel negará que Cristo estuvo en el infierno?”.

Personalmente, no tengo conocimiento de teólogos reformados de la modernidad temprana que abogaran por el rechazo de esta frase. Era esencial para ellos mantener la catolicidad a toda costa. Un rechazo de la frase habría perjudicado mucho su causa.

Antes de la época de Andrewes, el obispo de Chichester y oponente de los lolardos de John Wycliffe, Reginald Peacock (n. ca. 1392, m. en 1459 o después), rechazó esta frase en el Credo de los Apóstoles, lo que era sintomático de su visión poco ortodoxa de la tradición. Sin embargo, en su mayoría, los teólogos han aceptado esta frase, aunque con diferentes interpretaciones de su significado.

El resumen de Perkins

William Perkins (1558-1602) señaló cuatro puntos de vista sobre el descenso de Cristo: 1) un descenso local; 2) descenso como sinónimo de “enterrado”; 3) descenso como una metáfora para describir los sufrimientos de Cristo; y 4) descenso como referencia a la maldición de la muerte.

Antes de la Reforma, la visión dominante en la iglesia era alguna forma de descenso local, aunque hubo algunas excepciones notables. Los teólogos ortodoxos reformados eran firmes en que el descenso de Cristo no era un evento espacial. Heppe resume lo que él llama la “[posición] dominante en la Iglesia Reformada” de la siguiente manera:

“El descenso de Cristo, por lo tanto, significa por un lado (‘estrictamente’) la realidad de la muerte humana de Cristo y su sepultura, y por otro lado (‘figurativamente’) el dolor que Cristo sufrió en su alma, cuando sintió el juicio punitivo de Dios”.

El enfoque más predominante de los teólogos reformados era el descenso de Cristo entendido “estrictamente”, es decir, el lugar donde su cuerpo humano permaneció sepultado durante tres días antes de su resurrección de entre los muertos. Sin embargo, la influencia de Calvino explica la llamada visión ‘figurativa’, que entiende el descenso de Cristo como los tormentos que sufrió en la cruz en su muerte sustitutiva. De hecho, la comprensión de Calvino del Credo marcaría la primera reinterpretación significativa de la cláusula del descenso.

Pero no nos equivoquemos: Calvino estaba a favor de conservar las palabras.

En vista de su reinterpretación, Calvino argumenta a favor de retener la frase “descendió a los infiernos”, porque, “si se omite, se perderá gran parte del beneficio de la muerte de Cristo.” Rechazando la idea de que Cristo descendió localmente a los que estaban en el limbo como un “cuento”, Calvino entiende el descenso de Cristo al infierno en el contexto de la expiación, por la cual su cuerpo y alma sufrieron toda la fuerza de la ira de Dios. En respuesta a que el Credo describe el descenso de Cristo al infierno después de su sepultura, Calvino insiste en que el Credo:

Expone lo que Cristo sufrió a la vista de los hombres, y luego habla apropiadamente de ese juicio invisible e incomprensible que él sufrió a la vista de Dios.

La posición de Calvino fue aceptada en el Catecismo de Heidelberg (P.&R. 44):

Pregunta: ¿Por qué se añade: Descendió a los infiernos?

Respuesta: Para que en mis mayores tentaciones esté seguro de que mi Señor Jesucristo me ha librado de la angustia y el tormento del infierno por las inexpresables angustias, dolores y tormentos que Su alma padeció en la cruz y antes de ella.

En Inglaterra, según Chad van Dixhoorn, la opinión no tradicional de Calvino fue alternativamente condenada como blasfema por motivos cristológicos o alabada como un principio básico de la fe reformada. Sea como fuere, la visión de Calvino sobre el descenso de Cristo no cayó en el olvido.

En la Asamblea de Westminster, la reinterpretación de Calvino del Credo se convirtió en un tema de discusión porque el artículo tercero de los Treinta y Nueve Artículos dice que:

Así como Cristo murió por nosotros y fue sepultado, así también debe creerse que descendió a los infiernos.

El diario de John Lightfoot informa que el 22 de julio de 1643 el “primer comité informó sobre el artículo tercero, acerca del descenso a los infiernos”. El juicio del comité fue que el artículo tres “implica la permanencia de Cristo bajo el poder de la muerte hasta su resurrección.” Esta posición encaja bien con las opiniones del arzobispo James Ussher (1581-1656) y William Perkins.

La Asamblea de Westminster

Esto fue solo el comienzo del debate, que, según Lightfoot, “se volvió muy ferviente”. La Asamblea consideró las siguientes interpretaciones, todas formuladas en negativo, del Credo:

1. Que no se puede dar una interpretación correcta de este Artículo que no pueda ser probada y confirmada por la Escritura de manera explícita.1Nota del traductor, literalmente debe traducirse: Que no se puede dar un sentido correcto a este Artículo que no pueda ser probado y confirmado por la Escritura expresa.

2. Que el descenso local no está implícito en él.

3. Que no se refiere a que Cristo sufrió los tormentos del infierno en su alma después de la muerte.

4. Que no se refiere a sus sufrimientos en el alma en absoluto.

La segunda interpretación del Credo es una referencia explícita a la visión tradicional anterior a la Reforma. La cuarta está obviamente conectada a la interpretación de Calvino. Al final, la Asamblea adoptó la visión de Ussher-Perkins, que dice en la pregunta 50 del Catecismo mayor que:

La humillación de Cristo después de su muerte consistió en haber sido sepultado, continuando en el estado de los muertos y bajo el poder de la muerte hasta el tercer día; lo cual ha sido, por otra parte, expresado en estas palabras: «Descendió al infierno».

A pesar de esto, Featley muestra su espíritu católico en este debate en particular:

con respecto al descenso a los infiernos, todos los cristianos del mundo reconocen que CRISTO, de alguna manera, descendió a los infiernos, ya sea localmente, como muchos de los antiguos padres y Latimer […] o virtualmente como Durand, o metafóricamente como Calvino, o metonímicamente como Tileno, Perkins, y esta Asamblea.

Es importante señalar que él estaba dispuesto a reconocer la diferencia entre las opiniones de Calvino y la Asamblea. Pero no hay duda de que “todos los cristianos en el mundo reconocen que Cristo de alguna manera descendió al infierno”.

Debido a la variedad de interpretaciones de los divinos ortodoxos, Featley añade que “nadie tiene por qué tener escrúpulos en suscribir el artículo, tal como figura en el Credo, ya que es susceptible de tantas explicaciones ortodoxas”. A pesar de la catolicidad de Featley, deseaba que la Asamblea rechazara la visión papista, “que toma el infierno como limbus patrum, o purgatorio.” La opinión de Calvino, por tanto, no fue adoptada, aunque varias personas destacadas de la Asamblea, como Thomas Goodwin, no rechazaron del todo dicha interpretación del descenso.

Goodwin hace que el descenso de Cristo al infierno sea coextensivo con su carga de pecado, por medio de la imputación, en la cruz. De hecho, su comprensión del descenso de Cristo al infierno es notablemente similar a la de Calvino, a saber, que Cristo, por la excelencia de su persona, podría soportar la ira de Dios en la tierra “tan plenamente como en el mismo infierno”.

Esto muestra que, aunque la Asamblea rechazó la interpretación de Calvino y la posición pre-Reforma de un descenso local, hubo quienes presentes, como Goodwin, que entendieron el descenso de Cristo de la misma manera que Calvino. De hecho, Perkins señala que la posición de Calvino es “buena y verdadera”, pero no obstante “no encaja en el credo.” Esto explica por qué muchos teólogos reformados afirmaron la posición de Calvino (“figurativa”), así como la idea de que el descenso era también su sepultura (“literal”).

Por último, el comentario de Schaff muestra que hay margen para algún movimiento interpretativo con respecto al orden de las palabras. Esto es importante, creo yo. En otras palabras, Cristo descendió a la morada de los muertos (es decir, “infierno”).

¿Qué significa todo esto?

Las iglesias y los teólogos reformados siempre han luchado por la catolicidad. De hecho, esa es la razón por la que muchos teólogos reformados prefirieron llamarse a sí mismos “católicos reformados” en lugar de “calvinistas.”

Por esa razón, creo que debemos ser muy cuidadosos al eliminar frases de los credos ecuménicos, especialmente cuando nuestras iglesias pueden disfrutar de una interpretación que es sana y ortodoxa. Nuestros antepasados reformados hicieron esto y también hablaron muy enérgicamente contra el rechazo de esa parte del Credo, lo cual es una razón por la que nuestra iglesia confiesa el Credo completo.

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Este artículo ha sido traducido con permiso y fue publicado originalmente por el Dr. Mark Jones. Le invitamos a conocer sus libros aquí. 2Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.

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    Nota del traductor, literalmente debe traducirse: Que no se puede dar un sentido correcto a este Artículo que no pueda ser probado y confirmado por la Escritura expresa.
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    Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original.

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