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Catolicismo Reformado

Los primeros cinco de los Treinta y Nueve Artículos de la Religión explicaban la fe universal de la iglesia. El Artículo 6 inicia las cuestiones teológicas que dividieron a la iglesia en la época de la Reforma y trata sobre la fuente de la doctrina cristiana. En él se explica el concepto de «Sola Scriptura» (solo la Escritura). Como hemos visto en los artículos anteriores, el artículo 6 no se debe entender de forma aislada. La pregunta de quién decide qué enseña la Escritura se responde en el artículo 20 y las consideraciones acerca del orden eclesiástico en el culto y la administración vienen en el artículo 34.

De la suficiencia de las Sagradas Escrituras para la salvación

La Sagrada Escritura contiene todas las cosas necesarias para la salvación; de modo que todo lo que no se lee en ella, ni puede probarse por medio de ella, no debe exigirse de hombre alguno que lo crea como artículo de fe, ni debe considerarse como requisito o como algo necesario para la salvación. Con el nombre de Sagrada Escritura entendemos aquellos Libros Canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, de cuya autoridad nunca hubo duda en la Iglesia.

De los nombres y el número de los libros canónicos: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, Primer libro de Samuel, Segundo libro de Samuel, Primer libro de los Reyes, Segundo libro de los Reyes, Primer libro de Crónicas, Segundo libro de Crónicas, Primer libro de Esdras, Segundo libro de Esdras, Libro de Ester, Libro de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés o Predicador, Cantica o Cantar de los Cantares de Salomón, Los Cuatro Profetas Mayores y Los Doce Profetas Menores.

Los otros libros (como dice Jerónimo) los lee la Iglesia para ejemplo de vida e instrucción en sus costumbres; sin embargo, no los aplica para establecer doctrina alguna; y son los siguientes: El Tercer Libro de Esdras, El Cuarto Libro de Esdras, El Libro de Tobías, El Libro de Judit, El resto del Libro de Ester, El Libro de la Sabiduría, Jesús Hijo de Sirac, Baruc el Profeta, el Himno de los Tres Jóvenes, La Historia de Susana, De Bel y el Dragón, La Oración de Manasés, El Primer Libro de los Macabeos, El Segundo Libro de los Macabeos.

Recibimos y consideramos canónicos todos los libros del Nuevo Testamento, tal como comúnmente se reciben.

La primera frase del artículo se basa en el texto original de Thomas Cranmer de 1553. La segunda, que incluye la lista canónica que leemos aquí, fue añadida en 1563, probablemente basándose en la Confesión de Würtemburg, aunque la misma lista de libros canónicos contrapuestos a los apócrifos también aparece en la anterior Reformatio Legum de Cranmer, con este añadido al final:

Esta es la suma de la Sagrada Escritura, en la cual creemos que están plena y perfectamente contenidas todas las cosas que deben ser creídas para la salvación, de modo que si algo no se lee o no está contenido en ella, ni se sigue o deduce de ella, no puede ser exigido a nadie para ser creído como artículo de fe.

La Escritura es identificada tanto en el artículo 6 como en la Reformatio Legum como el principium cognoscendi, «el principio del conocer» de toda la teología, y es descrita en relación a su autoridad, claridad y suficiencia para todas las cuestiones de fe y moral. Esa postura del artículo se desarrolló a partir del debate entre los reformadores y la teología medieval tardía sobre la relación de la Escritura y la tradición. Los medievales, afirmados por el Concilio de Trento, consideraban que la Escritura y la tradición eran normas coiguales. Los reformadores consideraban la Escritura como la norma absoluta y, por tanto, primera, pero concedían a la tradición un papel secundario derivado y subordinado en declaraciones confesionales y de credo (como explica más adelante el artículo 8). Robert Letham escribe que el material de este artículo es adoptado por la Confesión de Fe de Westminster 1.6 y 20.2a, sobre la Libertad Cristiana, donde se insiste en que la fe y la práctica deben basarse en las Escrituras, y no en enseñanzas humanas (The Westminster Assembly: Reading Its Theology in Historical Context, p. 72).

La doctrina de la Escritura es una enseñanza que se ha entendido mal entre los anglicanos de hoy. Algunos han sugerido que Los 39 Artículos no enseñan Sola sino Prima Scriptura, desestimando así a la Escritura como norma superior a la tradición o a la experiencia humana. La ironía es que este artículo fue escrito específicamente para rechazar cualquier interpretación de la tradición eclesiástica o de la experiencia humana individual como normas iguales a la Escritura.

Entonces, ¿a qué puede recurrir un anglicano para saber más al respecto? Los Dos Libros de Homilías se consideran tradicionalmente parte de los documentos constitutivos del anglicanismo, como lo ponen de manifiesto los artículos 11 y 35, y siempre se han tenido como una fuente de doctrina para los anglicanos, aunque actualmente sean poco conocidos. Las Homilías fueron una brillante estrategia de evangelización en una época en la que el Evangelio era poco conocido fuera de las ciudades y pueblos en los que se desarrollaba el comercio con el continente europeo. En las miles de parroquias que conformaban la mayor parte de la Iglesia de Inglaterra, la calidad de la predicación bíblica era muy pobre o inexistente. Las Homilías fueron pensadas como un instrumento de la misión evangélica, para elevar el nivel de la predicación al ofrecer modelos de sermones que cubrían doctrinas críticas del Evangelio y proporcionar una aplicación pastoral que debía ser leída particularmente por oficiales o ministros laicos que carecían de licencia para predicar o enseñar.

La homilía uno de las Homilías comienza como más tarde lo haría la Confesión de Fe de Westminster: «Una fructífera exhortación a la lectura y conocimiento de las Sagradas Escrituras». Compuesta por Thomas Cranmer, proporciona a los anglicanos el contexto más amplio para los artículos 6 y 7 sobre la Escritura, y los artículos 8, 20, 21 y 34 sobre la relación de la autoridad de la Iglesia con respecto a la Escritura. Cuando todo esto se lee como un conjunto narrativo, el principio de Sola Scriptura que sostuvo la Reforma brilla a través de cada párrafo de los formularios históricos.

La primera homilía consta de dos partes. La primera parte establece la doctrina, y la segunda la aplica. Este colorido párrafo sobre la suficiencia de la Escritura de la primera parte es un ejemplo de ello:

Por lo tanto, abandonando el juicio corrupto de hombres carnales, que se ocupan solamente de sus cuerpos, oigamos y leamos reverentemente la Sagrada Escritura, que es el alimento del alma. Busquemos diligentemente la fuente de la vida en los libros del Nuevo y del Antiguo Testamento para nuestra justificación y salvación, en vez de correr a los fétidos charcos de las tradiciones de los hombres, que son ideadas por su imaginación. Porque en la Sagrada Escritura está plenamente contenido todo lo que hemos de hacer, y lo que hemos de evitar, lo que hemos de creer, lo que hemos de amar, y lo que hemos de buscar exhaustivamente de las manos de Dios. En estos libros encontraremos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, de quien, por quien, y en quién todas las cosas proceden y tienen su ser y sustento; y que estas tres Personas no son sino un solo Dios y una sola sustancia. En estos libros podemos aprender a conocernos a nosotros mismos, cuán viles y miserables somos; y también a conocer a Dios, cuán bueno es por sí mismo, y cómo nos hace partícipes de su bondad tanto a nosotros como a todas las criaturas. También podemos aprender en estos libros a conocer la voluntad y beneplácito de Dios, en la medida en que nos es conveniente para este tiempo presente.

La primera homilía es una de las exposiciones más extensas de la doctrina de la Sola Scriptura que se puede encontrar en cualquiera de los documentos oficiales anglicanos de la época de la Reforma.

Este artículo hace parte de una serie de comentarios sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana la cual puede ver aquí.

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Agradecemos al doctor Jansma por permitirnos publicar su serie sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana en nuestro sitio web. 1Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura

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