La última vez examinamos el principio anglicano según el cual los Artículos de la Religión y el Libro de Oración Común forman la estructura confesional de nuestra teología y culto. Esta vez, necesitamos ilustrar cómo los Artículos tienen una arquitectura casi narrativa. En otras palabras, lo que se establece en los Artículos con anterioridad, informa el contenido de un artículo posterior. Este principio puede ser uno obvio para muchos, pero se da un error en el pensamiento anglicano moderno1Nota del editor. El autor literalmente dice “estadounidense”, pero creemos que esto aplica, en el presente, en una gran variedad de contextos, no solo el de aquel país. al querer interpretar un artículo como un texto de prueba, por así decirlo, de sus presuposiciones teológicas.
Del Verbo o Hijo de Dios, que fue hecho verdadero Hombre
El Hijo, que es el Verbo del Padre, engendrado del Padre desde la eternidad, el verdadero y eterno Dios, y de una misma sustancia con el Padre, tomó la naturaleza humana en el seno de la Bienaventurada Virgen, de su sustancia; de modo que dos naturalezas completas y perfectas, esto es, la Divinidad y la humanidad, fueron unidas en una sola Persona, para no ser jamás divididas, de la cual es un solo Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que verdaderamente padeció, fue crucificado, muerto y sepultado, para reconciliar a su Padre con nosotros y para ser un sacrificio, no solo por la culpa original, sino también por todos los pecados actuales de los hombres.
Oliver O’Donovan nos recuerda que la exposición de nuestra redención en la vida, muerte y resurrección [de Cristo] es la tarea más pesada de la teología, y también la más difícil. Con el dogma de la Trinidad establecido en el artículo 1, los Treinta y Nueve Artículos desarrollan aún más su doctrina en los artículos 2 al 5, que tratan de la persona y obra de Cristo. El tema del artículo 2 es la comprensión de la persona y obra de Jesucristo a la luz de su obra salvífica de gracia: «El Hijo … tomó la naturaleza humana en el seno de la Bienaventurada Virgen»; él « … verdaderamente padeció, fue crucificado, muerto y sepultado».
Al igual que el artículo 1, este artículo reproduce sustancialmente la Confesión de Augsburgo de 1530 (Artículo 3) por medio del «primer borrador» de los Trece Artículos de Cranmer de 1538. El artículo 2 buscaba resumir la enseñanza de los credos niceno y atanasiano acerca del Señor Jesucristo. Según Documents of the English Reformation de Gerald Bray, las frases añadidas por Cranmer sobre la generación eterna y la consustancialidad son originales (p. 286). Solo la última frase, que aclara la expiación, se añadió en 1563. En el original de Cranmer se lee: «para ser un sacrificio por todos los pecados del hombre, tanto originales como actuales» a «para ser un sacrificio, no solo por la culpa original, sino también por todos los pecados actuales de los hombres».
Conocimiento necesario para la salvación
El artículo declara que hay tres cosas para saber que son necesarias para la salvación:
- Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
- Cristo, verdaderamente Dios y hombre, está unido en una sola persona.
- Cristo es nuestro Salvador.
El Señor Jesucristo es verdadero Dios porque su esencia o sustancia es divina. Tiene una naturaleza divina íntegra y perfecta. Completo en la Divinidad, está en una relación eterna y perfecta con el Padre. Es enteramente Dios y, sin embargo, se distingue en relación con el Padre, como Hijo (y es engendrado del Padre desde la eternidad). Esta relación se denomina «generación» y a veces se utiliza como sinónimo de filiación.
Cuando el artículo se refiere a Cristo como «Hijo», no debemos pensar en términos humanos, sino en el lenguaje preciso del Credo Niceno (325 d.C.) que usamos regularmente en la Cena del Señor del Libro de Oración Común. Cuando usamos el término Hijo, no queremos decir que es inferior al Padre, o que como hijo pasa del no-ser a la existencia, sino a una relación eterna y perpetua [que existe] en la Divinidad. Es una actividad inmutable que está en la esencia misma de Dios como Trinidad. Somos conscientes de esta relación porque, como «Verbo» del Padre, el Hijo expresa perfecta y completamente el único y revelado propósito de Dios.
Para hacer posible que los seres humanos tuvieran una relación personal y real con Dios y lograr su salvación, era necesario que Jesús fuera verdaderamente humano al igual que es verdaderamente divino. Esta es la encarnación, la concepción por el poder del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María. Así, Cristo adquirió una naturaleza humana plena y verdadera. Es la encarnación la que une las dos naturalezas enteras y perfectas en una sola Persona, que no será jamás dividida. Las dos naturalezas son distintas, no separadas. Esta comprensión fue el fruto de siglos de reflexión que culminaron en el Concilio de Calcedonia en el 451.
Habiendo establecido la perfecta divinidad y humanidad de Jesús, el artículo resume cómo es única y perfectamente el Salvador de su pueblo. La salvación tiene sus raíces, primeramente, en los hechos históricos reales de la crucifixión y muerte de Jesús. En su naturaleza humana, el Señor Jesús «verdaderamente padeció, fue crucificado, muerto y sepultado». Su resurrección se expone en el artículo 4, pero el artículo 2 ubica su obra tanto temporal como lógicamente en su muerte.
Sacrificio expiatorio
El artículo 2 enfatiza que la muerte de Jesús trae la reconciliación con el Padre y es un sacrificio expiatorio. Esto último lo entendemos fácilmente, pero ¿qué hay de lo primero cuando la mayor parte de la Escritura habla más bien de nosotros siendo reconciliados con Dios? El artículo insiste en que el verdadero problema es que nuestra pecaminosidad merece la justa ira de Dios, y solo la muerte del transgresor satisfará la violación a su santidad. El artículo 2 hace hincapié en que Jesús es nuestro Salvador porque es «un sacrificio» por nuestra culpa original y nuestros pecados actuales. Se trata de una expiación sustitutiva: Jesús, según su naturaleza humana, muere en nuestro lugar, satisfaciendo la perfecta justicia de Dios. El cambio de lenguaje realizado en 1563 es el mismo que se empleó en la postura católica romana del Concilio de Trento (1545-1563): que si bien la muerte de Jesús se ocupó de la culpa original heredada de Adán, se requerían los sacrificios de la Misa para ocuparse de nuestros pecados actuales. Sin embargo, el artículo afirma que el único sacrificio perfecto de Jesús es suficiente en sí mismo para expiar.
Aunque se escribió para contrarrestar la teología católica romana, son los anglicanos arminianos actuales los que tienen muchos problemas para aceptar la culpa original, y también entre los bautistas se habla de la «edad de responsabilidad», de modo que los niños no nacen culpables o responsables ante Dios hasta que alcanzan cierta edad en la que pueden tomar sus decisiones.
Un anglicano arminiano argumentaría que tenemos la naturaleza corrupta de Adán pero no su culpa. Por lo tanto, los seres humanos están física e intelectualmente corrompidos, pero no volitivamente. Por consiguiente la voluntad retiene su capacidad de buscar a Dios a través de la invención de la gracia previniente que reemplaza la culpa original. Dios da una gracia previa que anula la culpa legal. Cuando un anglicano arminiano insiste en que el artículo 17 (De la Predestinación y la Elección) permite un libre albedrío, ha olvidado el punto del artículo 2 sobre la naturaleza de la expiación de Cristo por la culpa de Adán. Tendremos que volver sobre este principio cuando lleguemos al artículo 28 y a lo que dice el Libro de Oración sobre el sacramento del bautismo.
Este artículo hace parte de una serie de comentarios sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana la cual puede ver aquí.
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Agradecemos al doctor Jansma por permitirnos publicar su serie sobre Los 39 Artículos de la Religión Cristiana en nuestro sitio web. 2Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura
- 1Nota del editor. El autor literalmente dice “estadounidense”, pero creemos que esto aplica, en el presente, en una gran variedad de contextos, no solo el de aquel país.
- 2Los enlaces que redirigen a este sitio web no son parte del artículo original al igual que los subtítulos que se ingresan para facilitar la lectura