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Catolicismo Reformado

En vísperas de la publicación de la obra de John Davenant De Morte Christi (Sobre la muerte de Cristo) por el Instituto Davenant, junto con otros escritos suyos más cortos sobre el tema, quiero hacer un recuento o sumario general del universalismo hipotético de Davenant.1John Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, ed. y trad. Michael J. Lynch (Landrum: Davenant Press, 2024).

La definición de universalismo hipotético

El universalismo hipotético es una especie de misterio para muchos dentro de las iglesias reformadas. Su carácter enigmático se debe, en parte, al propio lenguaje. «Hipotético» significa algo parecido a «condicional» y «universalismo» en términos teológicos se refiere al alcance de la salvación. De ahí que, con ese adjetivo, lleguemos a hablar de una salvación universal condicional. Pero, como ocurre con la mayoría de las posiciones teológicas, el término «universalismo hipotético» fue utilizado por primera vez por sus oponentes como un insulto hacia la posición defendida, en este caso, por los teólogos de Francia que enseñaban en la academia de Saumur en 1640 y 1650.2Véase Frans Pieter van Stam, The Controversy over the Theology of Saumur, 1635–1650: Disrupting Debate among the Huguenots in Complicated Circumstances (Amsterdam: APA–Holland University Press, 1988), 277–78. Resulta útil señalar este punto, aunque sea para advertir que el origen del término, su significado original y su significado actual pueden no coincidir del todo. De hecho, si se hiciera la pregunta hoy a algunos profesores de seminario, no cabe duda de que la definición de lo que se entiende por «universalismo hipotético» sería muy variada.

Este corto ensayo no intentará ofrecer una revisión completa de la historia de los términos. En su lugar, como señalé al principio, deseo centrarme en la forma en que creo que debe definirse el universalismo hipotético y, lo que es más importante, en por qué el reformado inglés John Davenant (1572-1641) es considerado a menudo como su gran defensor.

Para comenzar, es preciso observar que Davenant murió antes de que el término empezara siquiera a utilizarse, en 1641; y cuando se utilizó fue originalmente en francés. En otras palabras, Davenant nunca bautizó su posición como universalismo hipotético, ni habría podido leer el término en ningún escrito de su época o de generaciones anteriores de teólogos. Sin embargo, si se define correctamente, creo que es acertado llamarle un «universalista hipotético». Si simplemente nos atenemos a las partes del término, Davenant enseñaba que, debido a la obra de Cristo, todos los seres humanos son salvables a condición de fe y arrepentimiento.3Puede encontrarse una visión más académica del universalismo hipotético de Davenant en Michael J. Lynch, John Davenant’s Hypothetical Universalism: A Defense of Catholic and Reformed Orthodoxy (Nueva York: Oxford University Press, 2021).

Por supuesto, dependiendo de cómo se interprete esta proposición, probablemente la mayoría podría afirmarla. Ciertamente, Dios puede salvar a todas las personas, aun admitiendo su decreto de elección. Nada, excepto el decreto de Dios de hacer lo contrario, prohíbe que Dios conceda la gracia salvadora a todas las personas. Sin embargo, por supuesto, los reformados siempre han enseñado que si bien Dios es capaz de hacer tal cosa –en términos más técnicos, conforme a su poder absoluto– ha ordenado no hacerlo. Cuando Davenant sostiene que todos los seres humanos son salvables a condición de fe, tiene en mente algo como lo que Dios ya ha hecho en Cristo para que esto sea así. Dios envió a su Hijo al mundo para llevar a cabo una obra por la que, si todos creyesen, todos se salvarían. Más concretamente, hizo una propiciación por los pecados del mundo –interpretados como los pecados de todos y cada uno de los seres humanos. Para Davenant, la propiciación no salva a nadie ipso facto. La propiciación apacigua a Dios de tal manera que ahora es posible (según su justicia y decreto divinos) que perdone los pecados de cualquiera que crea. La propiciación hace que todos los pecados se puedan remitir (no que vayan a ser remitidos o que ya sean efectivamente remitidos). Esta obra de Cristo es la base de lo que Davenant llama pacto/promesa evangélica universal que ahora puede proclamarse a toda persona: si crees en el Señor Jesucristo, tus pecados te serán perdonados. En la teología de Davenant, decir que Cristo murió por ti puede significar una multiplicidad de cosas, pero siempre implica que Cristo hizo una satisfacción por tus pecados, de manera que Dios se hace ahora apacible hacia ti, de modo que si crees y te arrepientes serás salvo. Usando el lenguaje del Apóstol Pablo (2 Cor. 5:19-20), Dios ha reconciliado al mundo consigo en Cristo, y por lo tanto somos embajadores de Cristo diciendo a hombres y mujeres: «¡reconcíliense con Dios!».

Davenant sostenía la soteriología reformada

Es crucial tener presente que Davenant era un defensor acérrimo de la soteriología calvinista. William Cunningham, el gran presbiteriano escocés del siglo XIX, escribió que «[no] creía que existiera una mejor o más satisfactoria vindicación de la doctrina calvinista de la predestinación, en ambas ramas de elección y reprobación», que el tratado que Davenant escribió sobre el tema4William Cunningham, The Reformers and the Theology of the Reformation, 2da edición (Edinburgh: T & T Clark, 1866), 205..

Si Davenant creía en la doctrina agustiniana de la elección, ¿cómo influyó eso en su forma de entender la obra de Cristo en la cruz? Profundamente. Davenant niega que Cristo únicamente hiciera posible el perdón de los pecados para todos los seres humanos mediante su pasión. La predestinación, entre otras cosas, garantiza que la muerte de Cristo realmente traerá la salvación de los elegidos. Así es cómo Davenant interpreta la última parte de la llamada fórmula lombardiana: «Cristo murió solo por los elegidos eficazmente».

Según Davenant, Dios tenía múltiples propósitos en la muerte de Cristo: uno de carácter universal, ya mencionado; otro relacionado específicamente con los elegidos. Como mediador universal, Cristo pagó la pena debida por los pecados de todos los hombres. Sin embargo, al ser el mediador solamente de los elegidos en su papel de aquel que cumple las condiciones del pacto de redención entre él y el Padre (según Jeremías 31), murió de tal manera que solo los elegidos obtendrían infaliblemente los beneficios salvíficos del pacto. En resumen, Davenant enseñó que Dios tuvo dos intenciones principales en la muerte de Cristo: (1) Hacer una satisfacción por todos los pecados de tal manera que la oferta del evangelio pueda tener un fundamento objetivo para decir que «Dios puede perdonarte (a cualquier “tú”) tus pecados»; (2) Merecer la gracia salvífica para ser aplicada infaliblemente solo a los elegidos. Estas dos intenciones son la condición sine qua non del universalismo hipotético davenantiano y del universalismo hipotético reformado en general. Davenant creía que ésta era la postura de los agustinianos de los siglos IV y V, el consenso medieval resumido en la fórmula lombardiana («Cristo murió por todos suficientemente, Cristo murió por los elegidos eficazmente»), y en consonancia con la gran mayoría de los teólogos reformados anteriores a su propia generación, incluido Calvino.

Argumentos en contra del universalismo hipotético

Se han proferido varios argumentos contra el universalismo hipotético de Davenant, dos de los cuales son especialmente populares. Uno se aplica tanto a la versión arminiana como a la reformada y otro se aplica específicamente a la segunda. La primera se encuentra en la famosa obra de John Owen sobre el alcance de la expiación de Cristo, The Death of Death in the Death of Christ. Owen constantemente argumenta que si Dios realmente pagó el precio por los pecados de todos los seres humanos, entonces Dios estaría obligado –de acuerdo con la justicia divina– a perdonar tales pecados. En otras palabras, el verdadero universalismo (es decir, todos serán finalmente salvados) debe seguirse lógicamente.5John Owen, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ … (London: W. W., 1648), 145–146. A menudo a esto se le llama el argumento del doble pago de Owen, que forma una columna de su famoso trilema.6John Owen, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ … (London: W. W., 1648), 19–20.

Davenant trata explícitamente el argumento del doble pago (aunque obviamente no el uso que Owen hace de él, ya que Davenant escribió su obra mucho antes de que Owen publicara su Death of Death).7Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, 78–82. Davenant da múltiples respuestas a esta objeción, pero la respuesta básica es que la justicia divina simplemente implica que los pecados de las personas son remisibles a causa de la satisfacción de Cristo, no que deban ser absolutamente remitidos, sin cumplir las condiciones establecidas en el Evangelio, es decir, la fe y el arrepentimiento.

La otra objeción ofrecida contra los reformados que sostenían el universalismo hipotético tiene que ver con el aparente fracaso de la obra redentora de Dios. Si Cristo murió por los pecados de los no elegidos y de los elegidos, ¿no supone esto algún fracaso en Dios, y no parece estar en contradicción con su deseo de redimir verdadera e infaliblemente solo a los elegidos? Una vez más, Davenant ofrece múltiples respuestas a esta objeción a lo largo de su De Morte Christi.

En primer lugar, Davenant insiste en que Dios no fracasó en su objetivo de hacer perdonables los pecados de todas las personas. Es cierto que no todos los hombres se benefician de tal gracia universal objetiva, pero Dios a menudo concede gracia que no logra el fin para el cual es dada. A Adán se le dio gracia suficiente para perseverar en su santidad; sin embargo, no lo hizo. A todos los ángeles se les dio en la misma medida gracia suficiente para perseverar; no obstante, muchos no lo hicieron. Todos los seres humanos fueron creados con el fin de glorificar y disfrutar a Dios; y muchos no lo hacen. Muchos oyen la gracia del mensaje evangélico, pero desdeñan la sangre del pacto que los santificó (Heb. 10:29). Cuando la bondadosa providencia de Dios no conduce al arrepentimiento (Rom. 2:4), Dios no falla; lo hace el hombre. La predestinación es precisamente el decreto por el que Dios se asegura de que esa gracia no falle siempre. La predestinación no está en conflicto con las gracias providenciales comunes, ya se trate de nuestra naturaleza humana o de la satisfacción de Cristo por los pecados del mundo. La predestinación asegura que aquellos a quienes ha determinado salvar, se salvarán infaliblemente. Como escribió Davenant:

Quienquiera que considere rectamente cuán preciosa fue la muerte del Hijo a los ojos del Padre, no podría pensar que él habría estado dispuesto a exponer a su Hijo a la muerte sin un propósito cierto de aplicar eficazmente su muerte a algunas personas.8Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, 292.

La obra de Davenant On the Death of Christ es ahora la única obra reformada de la temprana modernidad dedicada al alcance de la obra expiatoria de Cristo, escrita a un nivel escolástico y disponible para los lectores de habla inglesa [ y ojalá pronto a los de habla hispana].9Hay que recordar que el propio Owen no pensaba que su famoso The Death of Death in the Death of Christ estuviera escrito a un nivel escolástico. Véase Owen, Of the Death of Christ … (Londres: Peter Cole, 1650), 2: «Que se me ha solicitado y presionado para que trate las cosas de ese discurso [es decir, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ], de la manera más popular que fuera posible, y que mejor se acomodara a las capacidades del vulgo; de modo que no es de extrañar que algunas de sus expresiones carezcan de precisión (aunque no tengan ni un ápice menos de verdad) de acuerdo con una balanza escolástica». Espero que pueda servir para ayudar a despejar la niebla de confusión que rodea este tema perennemente controvertido: ¿Por quién murió Cristo?

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Este artículo fue publicado con permiso del Dr. Michael Lynch y fue publicado originalmente en Ad Fontes Journal, una publicación de The Davenant Institute. 10Los subtítulos del artículo así como los enlaces que redirigen a este sitio web, no hacen parte del artículo original, pero se ingresan para falicitar la lectura y profundizar en conceptos específicos.

 

  • 1
    John Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, ed. y trad. Michael J. Lynch (Landrum: Davenant Press, 2024).
  • 2
    Véase Frans Pieter van Stam, The Controversy over the Theology of Saumur, 1635–1650: Disrupting Debate among the Huguenots in Complicated Circumstances (Amsterdam: APA–Holland University Press, 1988), 277–78.
  • 3
    Puede encontrarse una visión más académica del universalismo hipotético de Davenant en Michael J. Lynch, John Davenant’s Hypothetical Universalism: A Defense of Catholic and Reformed Orthodoxy (Nueva York: Oxford University Press, 2021).
  • 4
    William Cunningham, The Reformers and the Theology of the Reformation, 2da edición (Edinburgh: T & T Clark, 1866), 205.
  • 5
    John Owen, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ … (London: W. W., 1648), 145–146.
  • 6
    John Owen, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ … (London: W. W., 1648), 19–20.
  • 7
    Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, 78–82.
  • 8
    Davenant, On the Death of Christ and Other Atonement Writings, 292.
  • 9
    Hay que recordar que el propio Owen no pensaba que su famoso The Death of Death in the Death of Christ estuviera escrito a un nivel escolástico. Véase Owen, Of the Death of Christ … (Londres: Peter Cole, 1650), 2: «Que se me ha solicitado y presionado para que trate las cosas de ese discurso [es decir, Salus Electorum, Sanguis Jesu: Or the Death of Death in the Death of Christ], de la manera más popular que fuera posible, y que mejor se acomodara a las capacidades del vulgo; de modo que no es de extrañar que algunas de sus expresiones carezcan de precisión (aunque no tengan ni un ápice menos de verdad) de acuerdo con una balanza escolástica».
  • 10
    Los subtítulos del artículo así como los enlaces que redirigen a este sitio web, no hacen parte del artículo original, pero se ingresan para falicitar la lectura y profundizar en conceptos específicos.

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