La teología natural alguna vez ocupó un lugar de acogida en la tradición reformada hasta que los teólogos del siglo XX la rechazaron. Cornelius Van Til fue uno de los críticos más acérrimos de dicha teología. Van Til escribió una vez en una carta a Francis Schaeffer:
Creo que estarás de acuerdo, entonces, en que ninguna forma de teología natural jamás ha hablado apropiadamente del Dios que está ahí1Nota del traductor: Van Til escribió esta carta haciendo algunas observaciones del entonces recientemente publicado libro de Schaeffer The God Who is There, de ahí la referencia; en español el libro se encuentra bajo el título Huyendo de la Razón.2Cornelius Van Til a Francis Schaeffer, 11 de marzo de 1969, en Ordained Servant 6/4 (1997): 77-80, aquí 77..
Van Til creía que la teología natural no tiene ningún lugar dentro de la teología reformada.3Cornelius Van Til, The Doctrine of Scripture, In Defense of the Faith, vol. 1 (Ripon, CA: Den Dulk Christian Foundation, 1967); idem, Cornelius Van Til, “Nature and Scripture,” en The Infallible Word: A Symposium by the Members of the Faculty of Westminster Theological Seminary, 2nd ed., ed. N. B. Stonehouse y Paul Wooley (1946, 1967; Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 2002), 263-302. Este es un sentimiento que ha tenido eco en los escritos de sus discípulos. Por ejemplo, Richard Gaffin dice:
La teología natural puede tener cabida en las teologías católica romana y arminiana –con sus antropologías semipelagianas y su optimismo cualificado sobre la capacidad del incrédulo para conocer a Dios–, pero no en una teología que se considere reformada.4Richard B. Gaffin Jr., “Some Epistemological Reflections on 1 Cor 2:6-16,” Westminster Theological Journal 57 (1995): 103-24, aquí 124..
Con todo, el teólogo reformado Petrus Van Mastricht hace una afirmación opuesta:
Así pues, la teología cristiana revelada no excluye la teología natural.5Petrus Van Mastricht, Theoretical-Practical Theology, vol. 1, Prolegomena, ed. Joel R. Beeke, trans. Tood M. Rester (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2018), 77.
Van Til se muestra bastante claro en su rechazo de la teología natural, pero admite un cierto tipo de ella: él contrapone la teología natural de la Iglesia histórica a su propia versión de esta teología. ¿Qué llevó a Van Til a rechazar la teología natural clásica? Y lo que es más importante, ¿tenía razón al contraponer la teología natural clásica a una versión supuestamente reformada de la misma?
La respuesta corta a esta pregunta es «no». El rechazo de Van Til a la teología natural clásica se basa en una mala comprensión de la enseñanza reformada histórica y, en el mejor de los casos, genera confusión en la teología reformada y, en el peor, representa una lectura errónea de las Escrituras. Para defender esta afirmación, primero debemos entender la crítica que hace Van Til de la teología natural clásica. En segundo lugar, voy a objetar la postura de Van Til. En tercer lugar, concluyo con unas breves observaciones sobre la importancia de la teología natural.
Crítica de Van Til a la Teología Natural Clásica
Geerhardus Vos ofrece una definición sucinta de la teología natural que nos ayuda a examinar la crítica de Van Til:
Una enseñanza acerca de Dios que toma su contenido y método de la naturaleza.6Geerhardus Vos, Natural Theology, trans. Albert Gootjes, ed. J. V. Fesko (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2022), 3.
Con esta definición en mente, tenemos un punto de referencia para entender por qué Van Til rechazó la teología natural clásica. Hay dos razones principales detrás de dicho rechazo: (1) [la teología natural] representa los esfuerzos de una humanidad autónoma y pecaminosa por decir algo verdadero acerca de Dios aparte de su revelación en las Escrituras, y (2) no consigue preservar la unidad orgánica de la revelación.
En primer lugar, Van Til creía que una persona tenía que comenzar a partir de las Escrituras para obtener la verdad sobre Dios. Si las personas pecaminosas comienzan a partir de la razón humana autónoma, entonces nunca podrán alcanzar un verdadero conocimiento de Él. En su carta a Schaffer, Van Til escribió:
Ninguno de los grandes filósofos griegos, como Platón y Aristóteles, ni tampoco ninguno de los grandes filósofos modernos, como Descartes, Kant, Hegel o Kierkegaard y otros, han hablado jamás del Dios que está ahí.7Van Til, “Van Til to Schaffer,” 77.
Dado que estos filósofos comienzan a partir de la razón autónoma, dicen cosas falsas sobre Dios. Ni siquiera cuando los teólogos cristianos corrigen los errores de los filósofos logran remediar los problemas inherentes a la teología natural. Teólogos como Tomás de Aquino intentan combinar el aceite de la razón autónoma con el agua de la revelación bíblica, comprometiendo así la pureza de la revelación divina. Van Til llama a este tipo de pensamiento razonamiento sintético porque trata de combinar lo sagrado y lo profano, la revelación con la rebelión. 8Cornelius Van Til, The New Synthesis Theology in the Netherlands (Phillipsburg, NJ: P & R, 1975), 2.En lugar de una teología natural mestiza, hay que empezar con el «Cristo que se autodeclara y habla en las Escrituras».9Cornelius Van Til, A Christian Theory of Knowledge (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 1969), 170. Van Til llega incluso a decir:
Realmente debemos hacer lo que Karl Barth ha insistido que hay que hacer pero no ha hecho, es decir, comenzar nuestra interpretación de toda la vida von oben [“desde arriba”]. Debemos comenzar nuestra meditación sobre cualquier hecho en el mundo a la luz del Hijo de Dios, la luz que es como la luz del sol, la fuente de toda otra luz.10Cornelius Van Til, The Reformed Pastor and Modern Thought (Phillipsburg: P & R, 1980), 196.
En segundo lugar, Van Til toma la idea de la unidad orgánica de la revelación de Herman Bavinck.11Van Til, Doctrine of Scripture, 27. Toda la revelación de Dios, tanto en la naturaleza como en la Escritura, es un todo orgánico y, por tanto, nadie puede emplear lo natural aparte de la Escritura:
La revelación en el mundo de la naturaleza no fue en ningún momento suficiente o clara en sí misma aparte de la revelación de la Palabra de Dios al hombre.12Van Til, Doctrine of Scripture, 37. Nadie puede tomar solo una parte de la revelación de Dios en la naturaleza o en las Escrituras: tiene que aceptar la interpretación de Cristo sobre el cosmos entero in toto.13Van Til, Doctrine of Scripture, 38.
Van Til insiste en su argumento diciendo:
El hombre nunca pudo, ni siquiera antes de la caída, leer la naturaleza correctamente, sin una comunicación de pensamiento sobrenatural.14Van Til, Doctrine of Scripture, 55, énfasis añadido.
Así pues, ya sea antes o después de la caída, no hay verdad reveladora aparte de la verdad completa: la teología natural es el empeño de un necio por alcanzar alguna verdad aparte de las Escrituras y está condenada al fracaso.
A pesar de su fuerte rechazo a la teología natural clásica, Van Til promueve su propia visión de la teología natural. En primer lugar, en respuesta a la afirmación de Juan Calvino de que los incrédulos pueden entender las cosas terrenales pero con respecto a las celestiales son más ciegos que un topo, Van Til creía que Calvino estaba equivocado:
Incluso Calvino… no siempre puso de manifiesto con suficiente claridad que el hombre natural es tan ciego como un topo tanto respecto a las cosas naturales como a las espirituales.15Cornelius Van Til, Introduction to Systematic Theology (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 1974), 82; cf. Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1957), II.ii.18.
Sin embargo, Van Til también podía admitir: «El hombre natural no es ciego en todos los sentidos».16Van Til, Doctrine of Scripture, 43. En otras palabras, Van Til oscurece sus afirmaciones con declaraciones contrarias y confusas. Si el hombre natural no es ciego en todo sentido, entonces ¿cómo puede ser ciego como un topo? John Frame ha observado que en este punto hay profundas tensiones en el pensamiento de Van Til. 17John Frame, “Van Til: A Reassessment,” consultado el 12 de mayo de 2023.
En segundo lugar, Van Til admite una forma de teología natural en tanto esta esté debidamente vinculada a las Escrituras, lo que él cree que es una interpretación genuinamente reformada de dicha teología. A su juicio, la Confesión de Fe de Westminster contiene tal teología natural cuando comienza con estas palabras:
Aunque la luz de la naturaleza y las obras de creación y providencia manifiestan de tal manera la bondad, la sabiduría y el poder de Dios, que dejan a los hombres sin excusa.18Confesión de Fe de Westminster, I, 1.
Van Til afirma que la teología natural de la Confesión es completamente diferente a la teología natural de Tomás de Aquino porque está muy entrelazada con las Escrituras.19Van Til, “Nature and Scripture,” 263-64, 283-92. Dada la comprensión de Van Til del carácter orgánico e inseparable de la revelación natural y especial (Escritura), él considera que la Confesión enseña su postura, una visión distintivamente reformada de la teología natural.
Una crítica a la postura de Van Til
La mala comprensión que Van Til tiene de la teología natural descansa en tres errores: (1) la teología reformada histórica no se ve implicada en razonamientos sintéticos cuando emplea la teología natural clásica; (2) Van Til malinterpreta la idea de Bavinck de la naturaleza orgánica de la revelación; y (3) erróneamente contrapone la teología natural de la Confesión de Westminster a los puntos de vista de Aquino y de la amplia tradición católica.
En primer lugar, la teología reformada histórica (y en su mayor parte podemos incluir también a la Iglesia católica o universal), no se ve envuelta en un razonamiento sintético en su teología natural. ¿Debemos siempre partir del Cristo autodeclarado de las Escrituras para interpretar cada hecho de la creación? La tradición reformada histórica nunca articula nada parecido, porque esta noción no tiene su origen en las Escrituras, sino en la filosofía de Immanuel Kant. Van Til creía que Kant trajo una Revolución Copernicana a la filosofía que permitió a los cristianos por primera vez contrastar el pensamiento cristiano con el no cristiano:
Este es el significado de la “Revolución Copernicana” de Kant. Por eso, solo en nuestros días puede haber algo parecido a una presentación totalmente coherente de un sistema de interpretación en contraposición al otro. Por primera vez en la historia, el escenario está preparado para una colisión frontal. Ahora existe una clara antítesis entre las dos posiciones.20Cornelius Van Til, “Introduction,” a B. B. Warfield, The Inspiration and Authority of the Bible, ed. Samuel G. Craig, (Phillipsburg, NJ: P & R, 1948), 3-70, aquí 23-24.
El punto de Van Til es que, en principio (en sus puntos de partida), entre la razón autónoma y la Escritura, hay un choque frontal, una antítesis, y por lo tanto, en estas circunstancias, no puede haber alianza entre Caín y Abel, o Belial y Cristo. Sin embargo, la Escritura no habla en estos términos en cada instancia.
Pablo, por ejemplo, escribe: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que retienen la verdad en la injusticia» (Rom. 1:18, traducción desde la KJV) Cito aquí a propósito la KJV porque capta la naturaleza del término κατέχω (katecho), «retener» en lugar de las traducciones más recientes del siglo XX que dicen que los incrédulos «suprimen la verdad» (por ejemplo, ESV).21David Noe, “Suppress or Retain? Theodore Beza, Natural Theology, and the Translation of Romans 1:18,” en Theodore Beza at 500: New Perspectives on an Old Reformer, ed. Kirk Summers y Scott M. Manetsch (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 2020), 139-56. En otras palabras, incluso en el estado caído de la humanidad, ésta posee la verdad del conocimiento de la existencia de Dios y, tal como lo explica Pablo, conoce los atributos invisibles de Dios, «a saber, su eterno poder y su naturaleza divina, que se perciben claramente, desde la creación del mundo, en las cosas hechas» (Rom. 1:20, traducción desde la ESV). La evidencia de que los incrédulos poseen la verdad aparece en la interacción que Pablo mantuvo con los filósofos en el Aerópago, cuando cita positivamente a los filósofos estoicos. Hay que destacar que cuando Pablo evangelizó a los judíos, «razonaba con ellos a partir de las Escrituras» (Hechos 17:2), pero cuando habló con los filósofos gentiles no empezó con el Cristo autodeclarado de las Escrituras, sino con la doctrina de la creación y las verdades que los incrédulos conocían: «Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos”» (Hch 17,28). En la primera cita Pablo apela a Epiménides y en la segunda a Arato. ¿Por qué citó Pablo a estos poetas? Porque, en palabras de Calvino, «tales dichos de los poetas no procedían de otra fuente que de la naturaleza y de la razón común». Y aunque estas citas provenían de contextos llenos de error, esto «no debería haber impedido a Pablo de retener una máxima cierta, aunque estuviera corrompida con las fábulas de los hombres».22Juan Calvino, Commentary on the Acts of the Apostles, vol. 2, trans. Henry Beveridge (Edinburgh: Calvin Translation Society, 1844), 169-70. Van Til yerra porque sostiene que los creyentes «suprimen» la verdad en lugar de «retenerla23La diferencia entre «retener» y «suprimir» en este contexto puede ser sutil pero significativa: mientras que «retener» sugiere una posesión pasiva de la verdad, «suprimir» implica una acción activa para ocultarla o negarla.» como explica Pablo en Romanos 1:18.24Cornelius Van Til, Defense of the Faith (1955; Phillipsburg, NJ: P & R, 1967), 92.
En segundo lugar, Van Til malinterpreta la naturaleza del organicismo de Bavinck. Bavinck promueve la idea de organicismo, una idea que tiene sus raíces en la filosofía romántica, especialmente en la de G. W. F. Hegel. El organicismo, u holismo, es la creencia de que todas las cosas forman parte de un todo unificado. Bavinck emplea esta idea para mantener la unidad de la revelación divina: natural y especial. Sin embargo, a diferencia de Van Til, Bavinck no insiste en la unidad orgánica de la revelación hasta el punto de afirmar que la revelación natural no puede funcionar separada de la revelación especial.25E.g., Herman Bavinck, Reformed Dogmatics, vol. 1, Prolegomena, trans. John Vriend, ed. John Bolt (Grand Rapids, MI: 2003), 44, 314-20; cf. James Eglington, Trinity and Organism: Towards a New Reading of Herman Bavinck’s Organic Motif (London: Bloomsbury T & T Clark, 2012), 131-54. De hecho, Van Til detecta esta diferencia cuando le reprocha a Bavinck:
Él mismo nos ha dicho una y otra vez que la dogmática debe vivir según un solo principium. Es difícil ver cómo la dogmática debe vivir según un solo principio si no es el mismo principio que debe guiar nuestro pensamiento tanto en teología como en otras ciencias.26Cornelius Van Til, Introduction to Systematic Theology (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1974), 46, énfasis.
En otras palabras, Van Til está en desacuerdo con Bavinck porque este no promueve la idea de que los seres humanos necesitan las Escrituras para interpretar todos los hechos que acontecen en el mundo. Además, a diferencia de Van Til, Bavinck no afirma que incluso en su estado anterior a la caída Adán necesitara una revelación especial para comprender la revelación natural. Los teólogos reformados afirman ciertamente que la revelación natural y la especial actúan en armonía y que antes y después de la caída ambas son necesarias, pero no hasta el punto de decir que la revelación natural es totalmente confusa sin la revelación especial. Tal noción contradice las Escrituras y va en contra de Romanos 1:18, como se señaló anteriormente.27Por ejemplo, Van Mastricht, Theoretical-Practical Theology, 84.
En tercer lugar, Van Til se equivoca al oponer la teología natural de la Confesión de Westminster a la de Aquino y la amplia tradición católica. Todo lo que hay que hacer es darle una ojeada a las obras de los teólogos reformados de los siglos XVI y XVII para ver que, en general, están de acuerdo con Aquino y la tradición católica acerca de la teología natural. Turretin, Junius, Bucanus, el divino de Westminster Arrowsmith, y Matthew Barker, por ejemplo, todos se basan en las pruebas de Aquino para la existencia de Dios.28Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology, 3 vols., trans. George Musgrave Giger, ed. James T. Dennison Jr. (Phillipsburg, NJ: P & R, 1992-97), III.i.1-28; Gulielmus Bucanus, Body of Divinity, or Institutions of Christian Religion (London: Daniel Pakeman, Abel Roper, and Richard Tomlins, 1659), 2-3; Francis Junius, A Treatise on True Theology, trans. David C. Noe (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, ), 145-58; John Platt, Reformed Thought and Scholasticism: the Arguments for the Existence of God in Dutch Theology, 1575-1650 (Leiden: Brill, 1982), 139-42; John Arrowsmith, Armilla Catechetica. A Chain of Principles (Cambridge: John Field, 1659), 120-28; Matthew Barker, Natural Theology, or, the Knowledge of God, from the Works of Creation (London: Nathaniel Ranew, 1674), 1-32. Adicionalmente, la tradición reformada es explícita en su acuerdo con Aquino sobre la idea de nociones comunes, según la cual todas las personas poseen el conocimiento natural de Dios y de su ley. Van Til rechazó cualquier idea compartida con Roma sobre las nociones comunes.29Van Til, Defense of the Faith, 162-78; para argumento y fuentes primarias, véase J. V. Fesko, Reforming Apologetics: Retrieving the Classic Reformed Approach to Defending the Faith (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2019), 27-48. Y aunque Calvino no usó las pruebas de Tomás en sus Instituciones, sí introduce el conocimiento natural de Dios en los primeros seis capítulos de su obra antes de invocar el tema de la Escritura, un hecho oscurecido por la edición de Battles de las Instituciones. La edición de Battles añade cuarenta y tres referencias a las Escrituras que no son originales de la edición de 1559 de Calvino en los seis primeros capítulos.30Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion, trans. Ford Lewis Battles, ed. John T. McNeil (Philadelphia, PA: The Westminster Press, 1960), I.i-vi. Calvino también cita positivamente los argumentos de Cicerón para la existencia de Dios en estos capítulos iniciales para demostrar que todas las personas poseen la «semilla de la religión».31Calvino, Institutes, I.i-vi, aquí I.vi.1. En resumen, la afirmación de Van Til no es convincente debido a la abrumadora evidencia que tiene en su contra. Examínense las obras de Musculus, Vermigli, Perkins, Polanus, Du Moulin, Ussher y los divinos de Westminster Twisse, Rutherford, Tuckney y Goodwin.32J. V. Fesko y Guy M. Richard, “Natural Theology and the Westminster Confession of Faith,” en The Westminster Confession into the 21st Century, vol. 3, ed. J. Ligon Duncan III (Fearn: Mentor, 2009), 223-66; también Richard A. Muller, “Was It Really Viral? Natural Theology in the Early Modern Reformed Tradition,” en Crossing Traditions (Leiden: Brills, 2017), 507-31. Todos ellos apelan a la teología natural. La afirmación de Van Til no tiene fundamento alguno.33Contra Nathan D. Shannon, “Junius and Van Til on Natural Knowledge of God,” Westminster Theological Journal 82 (2020): 279-300; cf. Kevin DeYoung, “Franciscus Junius, Old Princeton, and the Question of Natural Theology: a Response to Shannon’s ‘Junius and Van Til on Natural Knowledge of God’” (Westminster Theological Journal (2021): 251-66.
No hay redención aparte de la creación: Hay que recurrir a los dos libros de Dios
Van Til pertenece a una corriente de la tradición reformada contemporánea que rechaza la teología natural. Sin embargo, antes de descartarla, deberíamos examinar la historia de la Iglesia y preguntarnos por qué los teólogos de los periodos patrístico, medieval, de la Reforma y post-Reforma creían que la teología natural era un componente importante para la teología y la apologética. Si Dios es tanto el creador y el redentor y se ha revelado en la creación y en las Escrituras, ¿por qué apelar a Él solo como redentor y limitarnos a la mitad de su revelación? Si el apóstol Pablo nos enseña que los incrédulos «retienen la verdad con injusticia», esto significa que podemos apelar a la verdad de Dios en la creación en nuestra apologética, podemos emplear la teología natural. De hecho, la creación y la revelación natural son los prerrequisitos necesarios para la redención y la revelación especial. No hay evangelios aparte del Génesis, y no hay redención aparte de la creación. Debemos usar ambos libros de Dios, el de la naturaleza y el de las Escrituras, así como usar la revelación natural y la bíblica. Lejos de ser ajena a la tradición reformada histórica, la teología natural ha desempeñado un papel integral, un papel que merece la pena recuperar y utilizar.
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Este artículo ha sido traducido con el permiso del Dr. J.V. Fesko y fue publicado originalmente Credo Magazine. Usted puede comprar los libros del Dr. Fesko aquí.
- 1Nota del traductor: Van Til escribió esta carta haciendo algunas observaciones del entonces recientemente publicado libro de Schaeffer The God Who is There, de ahí la referencia; en español el libro se encuentra bajo el título Huyendo de la Razón.
- 2Cornelius Van Til a Francis Schaeffer, 11 de marzo de 1969, en Ordained Servant 6/4 (1997): 77-80, aquí 77.
- 3Cornelius Van Til, The Doctrine of Scripture, In Defense of the Faith, vol. 1 (Ripon, CA: Den Dulk Christian Foundation, 1967); idem, Cornelius Van Til, “Nature and Scripture,” en The Infallible Word: A Symposium by the Members of the Faculty of Westminster Theological Seminary, 2nd ed., ed. N. B. Stonehouse y Paul Wooley (1946, 1967; Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 2002), 263-302.
- 4Richard B. Gaffin Jr., “Some Epistemological Reflections on 1 Cor 2:6-16,” Westminster Theological Journal 57 (1995): 103-24, aquí 124.
- 5Petrus Van Mastricht, Theoretical-Practical Theology, vol. 1, Prolegomena, ed. Joel R. Beeke, trans. Tood M. Rester (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2018), 77.
- 6Geerhardus Vos, Natural Theology, trans. Albert Gootjes, ed. J. V. Fesko (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2022), 3.
- 7Van Til, “Van Til to Schaffer,” 77.
- 8Cornelius Van Til, The New Synthesis Theology in the Netherlands (Phillipsburg, NJ: P & R, 1975), 2.
- 9Cornelius Van Til, A Christian Theory of Knowledge (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 1969), 170.
- 10Cornelius Van Til, The Reformed Pastor and Modern Thought (Phillipsburg: P & R, 1980), 196.
- 11Van Til, Doctrine of Scripture, 27.
- 12Van Til, Doctrine of Scripture, 37.
- 13Van Til, Doctrine of Scripture, 38.
- 14Van Til, Doctrine of Scripture, 55, énfasis añadido.
- 15Cornelius Van Til, Introduction to Systematic Theology (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 1974), 82; cf. Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1957), II.ii.18.
- 16Van Til, Doctrine of Scripture, 43.
- 17John Frame, “Van Til: A Reassessment,” consultado el 12 de mayo de 2023.
- 18Confesión de Fe de Westminster, I, 1.
- 19Van Til, “Nature and Scripture,” 263-64, 283-92.
- 20Cornelius Van Til, “Introduction,” a B. B. Warfield, The Inspiration and Authority of the Bible, ed. Samuel G. Craig, (Phillipsburg, NJ: P & R, 1948), 3-70, aquí 23-24.
- 21David Noe, “Suppress or Retain? Theodore Beza, Natural Theology, and the Translation of Romans 1:18,” en Theodore Beza at 500: New Perspectives on an Old Reformer, ed. Kirk Summers y Scott M. Manetsch (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 2020), 139-56.
- 22Juan Calvino, Commentary on the Acts of the Apostles, vol. 2, trans. Henry Beveridge (Edinburgh: Calvin Translation Society, 1844), 169-70.
- 23La diferencia entre «retener» y «suprimir» en este contexto puede ser sutil pero significativa: mientras que «retener» sugiere una posesión pasiva de la verdad, «suprimir» implica una acción activa para ocultarla o negarla.
- 24Cornelius Van Til, Defense of the Faith (1955; Phillipsburg, NJ: P & R, 1967), 92.
- 25E.g., Herman Bavinck, Reformed Dogmatics, vol. 1, Prolegomena, trans. John Vriend, ed. John Bolt (Grand Rapids, MI: 2003), 44, 314-20; cf. James Eglington, Trinity and Organism: Towards a New Reading of Herman Bavinck’s Organic Motif (London: Bloomsbury T & T Clark, 2012), 131-54.
- 26Cornelius Van Til, Introduction to Systematic Theology (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1974), 46, énfasis.
- 27Por ejemplo, Van Mastricht, Theoretical-Practical Theology, 84.
- 28Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology, 3 vols., trans. George Musgrave Giger, ed. James T. Dennison Jr. (Phillipsburg, NJ: P & R, 1992-97), III.i.1-28; Gulielmus Bucanus, Body of Divinity, or Institutions of Christian Religion (London: Daniel Pakeman, Abel Roper, and Richard Tomlins, 1659), 2-3; Francis Junius, A Treatise on True Theology, trans. David C. Noe (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, ), 145-58; John Platt, Reformed Thought and Scholasticism: the Arguments for the Existence of God in Dutch Theology, 1575-1650 (Leiden: Brill, 1982), 139-42; John Arrowsmith, Armilla Catechetica. A Chain of Principles (Cambridge: John Field, 1659), 120-28; Matthew Barker, Natural Theology, or, the Knowledge of God, from the Works of Creation (London: Nathaniel Ranew, 1674), 1-32.
- 29Van Til, Defense of the Faith, 162-78; para argumento y fuentes primarias, véase J. V. Fesko, Reforming Apologetics: Retrieving the Classic Reformed Approach to Defending the Faith (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2019), 27-48.
- 30Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion, trans. Ford Lewis Battles, ed. John T. McNeil (Philadelphia, PA: The Westminster Press, 1960), I.i-vi.
- 31Calvino, Institutes, I.i-vi, aquí I.vi.1.
- 32J. V. Fesko y Guy M. Richard, “Natural Theology and the Westminster Confession of Faith,” en The Westminster Confession into the 21st Century, vol. 3, ed. J. Ligon Duncan III (Fearn: Mentor, 2009), 223-66; también Richard A. Muller, “Was It Really Viral? Natural Theology in the Early Modern Reformed Tradition,” en Crossing Traditions (Leiden: Brills, 2017), 507-31.
- 33Contra Nathan D. Shannon, “Junius and Van Til on Natural Knowledge of God,” Westminster Theological Journal 82 (2020): 279-300; cf. Kevin DeYoung, “Franciscus Junius, Old Princeton, and the Question of Natural Theology: a Response to Shannon’s ‘Junius and Van Til on Natural Knowledge of God’” (Westminster Theological Journal (2021): 251-66.