Hoy en día, parece que los cristianos buscan el conservadurismo en cualquier forma que puedan encontrarlo y con justa razón. Parece que las ruedas culturales, políticas y teológicas del autobús se están pinchando. Como pastor, he encontrado a muchas personas en busca de refugio, creyendo haber hallado un puerto conservador al llegar a la iglesia. Inicialmente estaban entusiasmados, pero ese entusiasmo pronto se desvanece al descubrir que no éramos conservadores en la manera en que ellos deseaban.
¿Qué tipo de conservadurismo?
Muchos buscaban conservadurismo político: querían una ideología republicana1En hispanoamérica esto equivale a ser de derecha que fluyera desde el púlpito—gobierno pequeño, bajos impuestos y una defensa del nacionalismo fuerte. Otros buscaban cierto tipo de conservadurismo cultural: vestidos largos para las damas, educación en casa para los niños, y cortejo para los adolescentes en busca de relaciones amorosas. Y aún otros buscaban conservadurismo teológico: una cierta escatología postmilenial que intentara comprometerse con la cultura en múltiples frentes para librar una guerra teológica contra toda forma de incredulidad. Otros buscaban conservadurismo ético: prohibición del consumo de alcohol, tabaco o movimientos rítmicos al compás de cualquier tipo de música. Cuando estas personas no encontraron estas cosas en diversas combinaciones, se fueron, percibiendo que la iglesia no era conservadora.
En verdad, resulta que las personas a menudo definen “conservador” no por un conjunto de criterios doctrinales objetivos, sino por una serie de reglas no escritas. Hoy en día, parece que no importa qué doctrinas sostengas (Trinidad, elección, expiación, cristología, etc.), sino cómo votaste en las últimas elecciones y el tipo de escuela a la que asisten tus hijos. El punto de todo esto es que las personas no entienden la diferencia entre confesionalismo y fundamentalismo, y suelen anhelar el último, no el primero. Entonces, ¿cuál es la diferencia?
La diferencia entre confesionalismo y fundamentalismo
Ser confesional significa definir tu fe y práctica por medio de un credo—un conjunto de confesiones y catecismos—, por ejemplo, como las Tres Formas de Unidad o los Estándares de Westminster. Nuestros antepasados teológicos determinaron que las doctrinas contenidas en estos documentos eran esenciales para la teología y la práctica de la iglesia por generaciones venideras.
Si no encuentras tu convicción personal detallada en la confesión, las probabilidades son altas de que no sea un asunto esencial para la fe cristiana, sino más bien un asunto de adiáfora (cosas indiferentes). En otras palabras, eres libre de hacerlo o no hacerlo: es una cuestión de libertad cristiana. La ropa que usas, las escuelas a las que asistes, las bebidas que consumes son cuestiones de preferencia personal, siempre y cuando no peques en el proceso. Si tu ropa es demasiado reveladora, si eres un padre ausente respecto a la educación de tus hijos, o si te embriagas, entonces estas cosas se convierten en pecado. De lo contrario, eres libre de actuar según lo dicte tu conciencia.
Sin embargo, si crees que tus prácticas personales, como la ropa que usas o tus posturas políticas, son cosas que todos deben hacer, entonces estás promoviendo el fundamentalismo. El conservadurismo confesional y el fundamentalismo conservador no son lo mismo y, de hecho, este último puede ser bastante destructivo para el bienestar de una iglesia.
No importa cuán bien intencionadas o sinceramente sostenidas sean, cuando las personas comienzan a esperar que otros se conformen a sus convicciones extraescriturales, establecen un nuevo estándar en la iglesia más allá de la palabra de Dios. No importa cuán vitales pienses que ciertas políticas son para el mejoramiento de la iglesia, la Biblia dice muy poco sobre tasas de impuestos, formas de gobierno o políticas legislativas específicas.
Juan Calvino comentó una vez que la iglesia puede funcionar, e incluso florecer, bajo casi cualquier forma de gobierno. Por tanto, debemos definir el conservadurismo por lo que afirma la Biblia. Nuestras confesiones y catecismos son una excelente guía para ayudarnos a determinar la ortodoxia o heterodoxia de una institución o persona. Juzga a una persona por si sostiene la doctrina de la Trinidad, por ejemplo, no por sus posturas políticas o las bebidas que consume.
Este enfoque nos permite unirnos en torno a Cristo y su palabra, y tener una iglesia con una diversidad de prácticas en asuntos de adiáfora. Para poner esto en términos de Romanos 14, una iglesia no debería definirse por vegetarianismo o por comer carne, sino por si se congregan en torno a Cristo, su evangelio y su palabra. No te dejes seducir por el canto de sirena del fundamentalismo. No permitas que asuntos debatibles se conviertan en tu vara de medir para la ortodoxia.
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Este artículo2Los subtítulos y enlaces que redirigen a nuestro sitio web no hacen parte del artículo original. ha sido traducido con el permiso del Dr. J.V. Fesko y fue publicado originalmente en su blog personal. Usted puede comprar sus libros aquí.
- 1En hispanoamérica esto equivale a ser de derecha
- 2Los subtítulos y enlaces que redirigen a nuestro sitio web no hacen parte del artículo original.