En el seminario descubrí un amigo y enemigo para toda la vida: las nota al pie. A veces, al leer un libro, encuentro que las notas al pie son más interesantes que el texto principal. Los autores incluyen comentarios e investigaciones fascinantes en las notas al pie. Amo las notas al pie porque puedo seguir el “rastro de migajas de pan” hasta las fuentes originales que los autores usan para escribir sus propios libros. También odio las notas al pie porque inevitablemente descubro diez nuevos libros que no he leído y sé que ahora tengo que leer, pero no tengo el tiempo ni los recursos para hacerlo.
No ignores las notas al pie
Pero cuando estaba en el seminario, rápidamente descubrí que varios de mis amigos ignoraban las notas al pie. Se contentaban con leer el texto y seguir adelante. También encontré que estos mismos amigos generalmente leían libros de teología más populares. No me malinterpreten, los libros teológicos populares son útiles y tienen su lugar en la dieta de lectura teológica de uno. Es importante ver cómo un buen teólogo puede tomar verdades complejas y desglosarlas de manera simplificada. Pero, por otro lado, si solo lees libros populares o solo lees el texto principal y nunca profundizas en las notas al pie, inevitablemente te privarás de una riqueza de conocimiento e información.
No te conformes con lo básico
Por ejemplo, es importante leer libros sobre la Reforma, pero estarás empobrecido si nunca lees libros de los Reformadores: Lutero, Calvino, Bullinger, Vermigli, Ursino y similares. Este mismo patrón aparece con la importancia de conocer los idiomas bíblicos originales: ¿vas a depender de otros para que te digan lo que dice la Biblia o la leerás por ti mismo?
En pocas palabras, ¡no te conformes con lo básico. ¡Profundiza en las notas al pie! ¡Síguelas! No dependas exclusivamente del trabajo de otros para familiarizarte con las grandes obras teológicas. Sumérgete, lee, subraya, aprende y anima a otros a hacer lo mismo.
Empieza un club de lectura donde leas clásicos teológicos grandiosos, como las Confesiones de Agustín o La Esclavitud de la Voluntad de Lutero. Y, si eres pastor, enfócate en leer en profundidad. En lugar de leer el último libro de teología popular, revisa las notas al pie y averigua qué está leyendo el autor, ¡tómalo y léelo!
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Este artículo1Los subtítulos y enlaces que redirigen a nuestro sitio web no hacen parte del artículo original. ha sido traducido con el permiso del Dr. J.V. Fesko y fue publicado originalmente en su blog personal. Usted puede comprar sus libros aquí.
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